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Por qué no deberías entrar en una piscina de Las Vegas, según un especialista en guerra biológica y química

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Imagen para el artículo titulado Por qué no deberías entrar en una piscina de Las Vegas, según un especialista en guerra biológica y química
Imagen: Piscina (Pikrepo)

Todo comenzó cuando Dan Kaszeta, un especialista en guerra biológica y química, lanzó un mensaje en Twitter alertando a que nadie entrara en una piscina de Las Vegas, ni siquiera tocar el agua. Tras varios mensajes de usuarios pidiéndole más datos, Kaszeta explicó las razones.

Kaszeta es conocido por su amplio currículum. El hombre inició su carrera como oficial químico de Estados Unidos, y luego como contratista de defensa, trabajando con el Pentágono en cuestiones de proliferación química y biológica. Durante todos estos años se ha dedicado a la investigación histórica de los programas de armas químicas y biológicas desmantelados por EE. UU., o a la capacitación en agentes nerviosos vivos. Dicho de otra forma, si dice que no debemos meternos en una piscina, conviene atender sus razones.

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Tras las preguntas de varios usuarios al mensaje inicial, el hombre se decidió a explicar por qué no deberíamos meternos en una piscina de Las Vegas a través de un hilo.

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Kaszeta comenzó explicando que a finales de la década de 1990 estaba trabajando en “terrorismo químico y biológico en la Oficina Militar de la Casa Blanca”, justo cuando comenzaban a tomar en serio la defensa química, biológica, radiológica y nuclear. Fue allí donde dice que recibió una llamada de otra agencia federal que necesitaba su ayuda.

El experto explica que conectó a la persona que llamó con un laboratorio que podía hacer un análisis químico y biológico completo de una muestra que necesitaban analizar. El laboratorio en particular utilizó un proceso que implicaba estudiar muestras de control, así como una sustancia sospechosa. A los científicos involucrados no se les dijo cuál era cuál.

Finalmente, el resultado de la muestra sospechosa era lo que denominaron “una casa de los horrores”, o como le explicaron los científicos, “era más fácil decir lo que no estaba en la muestra”.

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Había niveles alarmantes de Giardia y Cryptosporidium, ambos altamente resistentes al cloro. Una gran cantidad de metabolitos de orina humana. Materia fecal, humana, de mamífero y aviar. Rastros de cocaína, ketamina y varios opiáceos diferentes. También encontraron Adenovirus (una familia de virus) y bacterias Campylobacter.

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Y sin embargo, lo más significativo de todo era el lugar de la muestra de control, en este caso, el agua de la piscina de un importante hotel de Las Vegas.

Lo peor, como explica, es que no se trataba de un caso aislado. El hombre pidió que se recolectaran más muestras de otras piscinas al año siguiente. El resultado fue el mismo.

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Obviamente, el número de personas que pasan por los hoteles de Las Vegas cada año hace que sean un blanco perfecto para encontrar esta mezcla explosiva, pero lo cierto es que el problema encontrado es general en la mayoría de las piscinas abiertas a las masas. De hecho, un estudio mundial encontró que las piscinas son una fuente de casi la mitad de los brotes causados ​​por la transmisión fecal-oral (48 por ciento). [IFLScience]