Ocurrió el 12 de diciembre del 2014 en el pueblo de Economy, Pensilvania. Un niño llamado Charles bajó del autobús escolar. El joven se dirigía a su casa a través de una antigua carretera rural, pero ese día decidió variar el trayecto. Charles entró en el bosque y tropezó con algo inusual: una cabeza decapitada.
Al principio pensó que se trataba de un animal muerto, pero mientras se fue acercando le fueron quedando pocas dudas acerca de la naturaleza del hallazgo. Lo que el joven se encontró fue una cabeza de mujer perfectamente cortada y embalsamada. En el interior de la bolsa se habían cortado los tejidos con precisión quirúrgica y permanecía el cabello blanco que delataba cierta edad en la mujer.
Desde ese preciso momento comenzó uno de los casos sin resolver más sorprendentes de las últimas décadas, el de la cabeza de Jane Doe.
El análisis
Dos días después de que el joven descubriera la cabeza, Economy se había convertido en la noticia del país. La zona estaba plagada de policías y los perros rastreaban el campo en busca de pruebas que pudieran llevar al resto del cuerpo.
Cuando la cabeza llegó al laboratorio forense comenzaron las sorpresas. El embalsamamiento y los ojos artificiales (dos pelotas rojas) parecían obra de un profesional, eso podría significar que pertenecía a un cadáver ya muerto en algún depósito. A menos, claro está, que ningún laboratorio, hospital o cementerio de la zona tuviera conocimiento de una cabeza perdida, algo que suponemos, no pasa habitualmente. Poco después, la policía descartó la posibilidad de que Doe fuera exhumada de una tumba.
Parte de la dificultad en la identificación de la cabeza tenía que ver con los ojos. El jefe de Policía de Economy, M. O’Brien, dijo a los medios que había consultado con las asociaciones nacionales de funerarias y médicos forenses en un intento por explicar la presencia de esas pelotas de goma roja.
Al parecer, era frecuente utilizar materiales parecidos en personas que han donado sus ojos después de morir. En cualquier caso, ese relleno no era exactamente igual, motivo que llevó a los policías a seguir investigando hasta dar con la macabra realidad.
Los ojos falsos eran juguetes de goma de niños, un tipo de bolas inflables fabricadas en China que se pueden encontrar en las máquinas expendedoras de muchos salones recreativos. La policía preguntó por el origen, pero el consulado chino les comunicó que los fabricantes del país hacen tantas pelotas al año, que rastrear el origen de una sería casi imposible.
Sin embargo, la presencia de las bolas significaba otra cosa para los investigadores. Si alguien hubiera arrojado la cabeza desde un vehículo, las bolas habrían caído. Por tanto, parecía bastante claro que, quien quiera que fuera, la llevó cuidadosamente hasta el campo depositándola en el suelo.
Posteriormente analizaron lo que bebió antes de morir. Los resultados mostraron agua, y los investigadores sabían que cada fuente de agua contenía minerales únicos para cada área específica. En este caso concreto, parecía que aquella mujer había pasado los últimos siete meses de su vida en dos áreas de Pennsylvania no muy lejos de Economy, en el este de Ohio, en el norte de Virginia Occidental, en Maryland o quizás Nueva York.
Los empastes dentales de la mujer databan de los años 80 o 90. Exámenes posteriores revelaron la presencia de dos fármacos utilizados para tratar problemas del corazón de una persona cercana a los 50 años. Se abría así una nueva hipótesis, ¿y si murió por causas naturales?
El caso no avanzaba, así que poco después aparecieron los federales. Estados Unidos se “empapeló” con la imagen dibujada de la mujer, se llevaron a cabo renderizaciones en 3D, bustos y se pedía la ayuda de todo aquel que pudiera tener una pista sobre la identidad de aquella cabeza.
Una cabeza sin respuesta
Un año después, los investigadores salen en los medios explicando una nueva hipótesis. La mujer podría estar vinculada al mercado negro de órganos. Según Michael O’Brien, jefe de la policía de Economy:
Existe un mercado negro de órganos bastante extenso. La cabeza fue encontrada demasiado lejos del camino rural como para haber terminado allí accidentalmente, y los posibles animales también han sido descartados porque el líquido para embalsamar los hubiera repelido.
La policía descartó desde el principio a Jane Doe como una persona desaparecida. ¿Por qué? Según explicaron, si una persona desaparecida terminara en una funeraria, espacio donde posiblemente podría haber sido embalsamada, seguramente alguien habría reconocido el cadáver, quizás familiares conocidos.
Por tanto, la mujer cuya cabeza fue encontrada a las afueras de un pueblo podría haber sido una persona desaparecida, pero la policía ha rechazado esa posibilidad porque creen que estaría en los sistemas forenses, cementerios, hospitales o agencias policiales que se involucran cuando una persona muere o desaparece.
Si la policía parece bastante segura de que Doe no es una persona desaparecida, un extraño error de una funeraria o la víctima de un agresor, estas conclusiones dejan una única posibilidad: la mujer fue asesinada y terminó siendo objeto de un experimento macabro de algún enfermo. [Reuters, Washington Post, DailyBeast, DailyMail]