Sony ha fabricado algunos auriculares de estudio absolutamente legendarios. La mayor parte de esos cascos están ya descatalogados, y el catálogo de audífonos profesionales se limitaba hasta ahora a los MDR-7506, que son un estándar en muchos estudios de grabación por su bajo precio y alta calidad. Pues bien, Sony acaba de ampliar ese número a dos con el lanzamiento de los MDR-MV1, unos cascos de grado profesional que amenazan con convertirse en legendarios.
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Diseño y ficha técnica de los MDR-MV1
Diseño y ficha técnica de los MDR-MV1
Foto: Carlos Zahumenszky / Gizmodo
Los MDR-MV1 engañan bastante cuando los sacas de la caja porque su apariencia es un tanto pobretona. No hay envoltorios de diseño ni fundas como en los magníficos WH-1000XM5, probablemente los mejores auriculares bluetooth ANC que puedes comprar ahora mismo.
La caja que envuelve a los MDR-MV1 es tan anodina que desmerece completamente su interior. A primera vista tampoco parece un producto de lujo. No traen funda, y sus únicos accesorios son un cable de audio de 6,5 a 3,5mm y 2,5 metros de largo (de excelente calidad, por cierto) y un adaptador de 6,5 a 3,5mm (que añade unos 20cm). Eso es todo. Es poco para unos auriculares que rondan los 450 euros.
A nivel de diseño, los MDR-MV1 son unos auriculares de estudio abiertos por detrás bastante estándar y que tampoco llaman mucho la atención. No es que su diseño retro, casi noventero, no sea bonito. Es que los materiales son sencillos. Predomina el plástico y no se pueden plegar. Tan solo poner las almohadillas horizontales.
Probablemente haya que agradecerle a Sony el prescindir de piezas metálicas, porque los MDR-MV1 son increíblemente ligeros para un auricular de estudio. Con solo 223 gramos, pesan incluso menos que los WH-1000XM5, que se supone que están hechos con miras a la portabilidad.
Foto: Carlos Zahumenszky / Gizmodo
Esa ligereza, combinada con unas profundas y mullidas almohadillas recubiertas de microfibra (un material para mi gusto mejor que el cuero porque no favorece tanto la transpiración) hacen de los MDR-MV1 una gozada en términos de ergonomía y comodidad. No aprietan en las orejas ni después de varias horas de uso, y tampoco transpiran. En ese sentido definitivamente son una herramienta de trabajo cómoda a más no poder, que es de lo que se trata.
Foto: Carlos Zahumenszky / Gizmodo
Mención aparte merece el cable, recubierto de una especie de goma microtexturada que evita que se enrede o se deforme, El conector que va a los auriculares es de cuatro contactos, pero lo he probado con cables de tres y funcionan perfectamente.
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Probando los MDR-MV1
Probando los MDR-MV1
Foto: Carlos Zahumenszky / Gizmodo
Qué mejor que una tarjeta de sonido externa como la Soundblaster X5, que cuenta con salida de auriculares directa (sin ningún tipo de retoque ni balanceo digital integrado) para probar los MDR-MV1. Por indicaciones de nuestro compañero Eduardo Marín, que es nuestro experto residente en audio, busqué una canción que conociera muy bien (The Wolf, por Phildel) a la máxima calidad posible.
Tres minutos después se me saltaban las lágrimas. No estoy exagerando ni un pelo. Escuchar música con unos buenos auriculares es una experiencia que te puede hacer llorar de felicidad. Nuestro compañero Brent Rose bien lo sabía cuando probó los ridículamente caros Sennheiser Orpheus HE90 (unos auriculares de 16.000 dólares). Pero no hace falta irse a un modelo tan caro (o incluso más, porque hay unos Orpheus de 55.000 dólares) para experimentar esa alegría, y Sony lo he demostrado con los MDR-MV1, que son una ganga en comparación: 428 euros.
Lo primero que llama la atención del sonido de los MDR-MV1 es su nivel de graves, que son inusitadamente potentes para un auricular de estas características. Esto se debe, según Sony, “a un control óptimo del flujo de aire en la parte delantera y trasera de la unidad de control mediante resistencias acústicas dentro de un área lo más grande posible para eliminar la resonancia espacial”.
Foto: Carlos Zahumenszky / Gizmodo
Sea lo que sea que han hecho, lejos de deformar el sonido por culpa de un predominio de frecuencias bajas, los MDR-MV1 tienen un equilibrio fantástico. La fiesta, de hecho, empieza cuando entran en escena los medios y los agudos y descubres que tienen una claridad y calidez simplemente fuera de serie. Canción tras canción (Running with the Wolves, de Aurora, Life on the Line de Mikill Pane, A bar in Amsterdam de Katzenjammer, Alpha Zulu de Phoenix, o What feels like Eternity de Metric...), los MV1 entregan un sonido espectacular que huele a las tablas de madera de un escenario y a garito subterráneo lleno de humo en algún lugar de Londres.
Foto: Carlos Zahumenszky / Gizmodo
Pero no solo a nivel musical los MV1 son un espectáculo. Su capacidad para emular sonido espacial en 360 grados (sin ningún software adicional) es tan buena que abre la puerta a una nueva forma de escuchar cosas tan cotidianas como un tráiler o un podcast en YouTube. En este último caso, la experiencia es brutalmente diferente porque los youtubers, tiktokers y streamers a menudo usan micrófonos profesionales cuya calidad se pierde escuchando sus vídeos con auriculares o altavoces normales. La pureza con la que los MV1 aíslan las voces y les dan volumen es excelente. Dicho esto, y por resumir:
Ventajas
Ofrecen un sonido neutral extremadamente limpio gracias a su sensibilidad de 5Hz a 80KHz.
Tienen más pegada en graves de lo que es habitual en modelos de estudio, pero los graves no controlan el sonido y cada pista se escucha tremendamente limpia.
Excelente simulación espacial de escenario en 360 grados sin necesidad de software.
Conectores profesionales de cuatro contactos y cables tipo estudio de grabación.
Son muy ligeros y cómodos de usar, y ni molestan en la cabeza (y soy muy cabezón) ni transpiran.
Foto: Carlos Zahumenszky / Gizmodo
Desventajas
Su diseño es tan sencillo que no parecen especialmente caros. Los alardes de moda no son necesarios en un producto profesional, pero detalles como una funda o una bisagra que los permitiera plegarse deberían ser obligatorios en un producto de esta calidad.
No tienen la más mínima función adicional o software propio que permita afinarlos. Si los compras es porque ya sabes qué software de sonido usar.
Son mucho más caros que los Sony MDR-7506, que son también unos excelentes auriculares de estudio.
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Sony MDR-MV1: conclusiones
Sony MDR-MV1: conclusiones
Foto: Carlos Zahumenszky / Gizmodo
Los MDR-MV1 no son para nada unos auriculares para el gran público. Su simplicidad y su desdén por concesiones al diseño o la portabilidad, junto a una carencia premeditada de funciones los harán probablemente poco atractivos para el que simplemente busca unos audífonos de alta fidelidad con los que escuchar música (para eso ya están los Sony MDR-Z1R, por citar solo un modelo). Obviamente, se trata de un producto profesional, y de uno con un público muy concreto en mente: los profesionales que mezclan audio posicional y necesitan un equipo que refleje la tridimensionalidad lo mejor posible.
Pero dicho esto, su facilidad para entregar un sonido neutral y natural, junto a su equilibrio de matices y capacidad para posicional el sonido en el espacio hacen de los MDR-MV1 una elección soberbia para músicos y profesionales del sonido que buscan algo más en unos auriculares de estudio. Igualmente, su capacidad para dar volumen a las voces los hace muy indicados para cualquier persona que edita audio para Internet en podcasts, vídeos o cualquier otro producto de streaming.