El pasado 20 de abril, SpaceX descubrió que el cohete más grande y potente del mundo hacía honor a su nombre de una manera inesperada. Los 33 motores del Booster 7 generaron tanta presión que destrozaron la zona de lanzamiento y proyectaron un torbellino de polvo, arena y rocas a kilómetros de distancia. La solución a esa destrucción se acaba de probar.
El pasado día 17, la compañía efectuó la primera prueba del sistema de diluvio de agua. El sistema consiste en una serie de cañones apuntando hacia arriba que disparan agua con nitrógeno a alta presión alrededor del anillo que rodea la plataforma de lanzamiento. La descomunal cortina de agua, que se mantuvo durante 40 segundos en la prueba, ayudará a mitigar los daños causados por las llamas de los propulsores raptor.
La prueba no ha contado con ningún propulsor encendido, pero es probable que SpaceX realice un segundo test con algún tipo de sistema de propulsión estático para comprobar mejor la eficacia de los cañones de agua. La idea es que el sistema pueda expulsar hasta 350.000 galones de agua (algo más de 1,3 millones de litros) durante el futuro lanzamiento del Booster 9.
El sistema de diluvio ayudará a proteger la zona de lanzamiento, que básicamente quedó convertida en un cráter durante la primera prueba. También ayudará a convencer a la Administración Federal de Aviación a otorgar a SpaceX una nueva licencia para otro lanzamiento. Tras el desastre del primero, la FAA recibió una demanda por autorizar las pruebas de SpaceX y todo el asunto está pendiente de investigación.