Los que siguieron en directo el penúltimo lanzamiento de SpaceX se llevaron una decepción cuando el ingeniero Michael Hammersley anunció que esta vez no emitirían imágenes desde la segunda etapa del cohete por restricciones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (la NOAA).
La emisión finalizó sin más, disparando los rumores. Al principio se pensaba que podía deberse a un asunto de seguridad nacional, pero los diez satélites Iridium que se pusieron en órbita aquel día no tenían nada que ver con el Pentágono. La explicación es mucho más simple, y tiene que ver con una ley de hace 26 años.
En un comunicado en su web, la NOAA explica que la Ley del Programa Espacial Nacional y Comercial “requiere una licencia comercial para tomar imágenes de la Tierra desde una órbita terrestre”. Como SpaceX tiene varias cámaras en la segunda etapa del Falcon 9, que técnicamente alcanza una órbita terrestre, la ley exige que la compañía obtenga una licencia para emitir desde el espacio.
Si bien estas regulaciones se promulgaron para evitar que cualquiera lance sus propios satélites espía, SpaceX lleva ocho años emitiendo sus lanzamientos sin licencia, y casi siempre muestra la Tierra en segundo plano. ¿Por qué no pudo hacerlo esta vez? ¿Qué cambió? Esa es la parte de la historia que nos falta.
Hay quien sugiere que SpaceX está en el punto de mira de la NOAA desde que lanzó un Tesla Roadster al espacio con imágenes de la Tierra que dieron la vuelta al mundo. Pero la NOAA desmiente esa versión asegurando que no estaba al tanto de los lanzamientos anteriores de SpaceX y que fue la compañía de Elon Musk la que contactó contactó con ellos para preguntar si hacía falta licencia.
“Nuestra oficina es extremadamente pequeña, y hay muchas cosas que se nos escapan”, explica Tahara Dawkins, directora de la Oficina de Asuntos Regulatorios de Teledetección Comercial (CRSRA) de la NOAA. “La responsabilidad recae en las empresas, que deben visitarnos y obtener una licencia cuando sea necesario. Fue SpaceX la que se acercó a la NOAA. No fue la NOAA quien fuey dijo «oye, tenéis que parar, necesitáis una licencia»”.
Fuera como fuese, SpaceX solicitó la famosa licencia cuatro días antes del lanzamiento y la obtuvo, pero demasiado tarde. “Según la ley, la Oficina tiene 120 días para tomar una decisión sobre una solicitud de licencia”, explica Dawkins. Ahora la compañía trabaja en obtener una licencia completa para que sigamos viendo imágenes de la Tierra en sus próximos lanzamientos.