Que SpaceX haya logrado tener éxito con un ensayo general húmedo en su primer intento puede parecer sorprendente, especialmente por los desafíos que enfrentó la NASA al intentar lo mismo con su cohete Space Launch System (SLS). La agencia espacial “tuvo éxito” después de su cuarto intento de ensayo húmedo y se vio obligada a realizar un quinto ensayo el 21 de septiembre de 2022 tras fallar en el lanzamiento del cohete en dos intentos. La situación con SpaceX es un poco diferente, puesto que ya había realizado pruebas limitadas de encendido estático del propulsor, pero la clave es que Starship usa metano y no hidrógeno, siendo este último propelente notoriamente difícil de manejar debido a su tendencia a filtrarse fuera del propulsor por las aberturas más pequeñas.

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El próximo hito importante probablemente será una prueba de encendido estático, durante la cual se encenderán los 33 motores Raptor. Cada motor Raptor es capaz de ejercer casi 2.265.000 de newtons, logrando un empuje de despegue combinado de 74.567.000 newtons. Cuando la Starship finalmente despegue, se convertirá en el cohete operativo más potente del mundo, superando al SLS por un margen significativo (la configuración SLS Block 1 tiene 39.019.948 newtons).

Una prueba de encendido estático exitosa concluiría los principales hitos de prueba y prepararía el escenario para el lanzamiento orbital inaugural de Starship. En un tuit a principios de este mes, el CEO de SpaceX, Elon Musk, dijo que la compañía tiene “una oportunidad real a finales de febrero”, y que “un intento de lanzamiento en marzo parece muy probable”. Las hojas de ruta de Musk son notoriamente poco fiables, pero podemos decir con seguridad que SpaceX parece estar progresando constantemente con su megacohete y que se avecina un viaje inaugural.

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Musk, quizás más que nadie, espera ver a Starship despegar en un futuro muy cercano. SpaceX tiene grandes planes para el vehículo, posicionándolo como un cohete para llevar personas, carga y satélites a la órbita de la Tierra, la Luna, Marte y otros lugares del sistema solar. Más apremiante es que a la compañía le gustaría mucho usar Starship para llevar sus satélites Starlink de segunda generación a la órbita terrestre baja, ya que el cohete Falcon 9 no es adecuado para la tarea, lo que requiere que la compañía produzca variantes Gen2 más pequeñas.

La NASA también necestia el megacohete de dos etapas tenga éxito, ya que SpaceX tiene un contrato con la agencia espacial para desarrollar con la Starship dos módulos lunares Artemis distintos. La primera de estas misiones, Artemis 3, está programada para 2025, que no está muy lejos.