Existen aparatos que se comercializan para rastrear y espiar, y que obviamente se pueden usar con fines nefastos. Se pueden conseguir a partir de los 10 dólares en mercados electrónicos comunes como Amazon, Ebay o Aliexpress y, encima, se pueden instalar prácticamente en cualquier cosa.
Un investigador de seguridad informática conocido como MG mostró hace poco uno de estos dispositivos desmontado en las redes. En este caso el geolocalizador estaba anclado dentro de la clavija de un cable USB. El asunto es peor de lo que parece, con una pequeña búsqueda se encuentra que no tienes que preocuparte únicamente de los USB, estos dispositivos se pueden instalar en prácticamente cualquier aparato de uso común que cumpla unas pequeñas limitaciones de espacio.
Los formatos son tan variados y creativos que parece que hablamos de cosas distintas, pero todos los dispositivos que se muestran a continuación están hechos para espiar la localización y algunos, además, graban el audio y el vídeo.
Rastreadores portátiles camuflados
Los más pequeños son los que no traen baterías integradas. Como requieren una fuente de alimentación para funcionar, todo lo que normalmente permanece enchufado es un buen candidato para tener dentro un rastreador. Por ejemplo, el caso mencionado: un cable USB o, incluso, un adaptador de carga para coches.
También hay cajas alimentadas por batería que se pueden llevar a cualquier lugar. En este caso el texto promocional alega que sirve para “localizar a tus hijos, las llaves o a tu perro”, pero evidentemente pueden rastrear cualquier cosa.
Los posibles formatos aquí no se quedan cortos: llaveros, cuadrados adhesivos que puedes pegar en la parte baja de cualquier mueble, linternas, tarjetitas, mandos de garaje, un reloj de mesa o hasta un bolígrafo.
Uno de los casos más discretos por su uso común y actual es una Power Bank, esos cargadores extra de emergencia que tan a la alza están ahora que hacemos un uso intensivo de los smartphones. En estos casos, como el espacio no está tan limitado, los hay hasta con cámara en 1080p y por supuesto funcionan perfectamente como cargador portátil, sin nada por fuera que indique otra cosa.
Rastreadores en el hogar
Se supone que la funcionalidad de seguimiento de ubicación es la principal utilidad, por tanto es cierto que pueden ser más útiles en entornos en movimiento. Pero el hogar puede ser otra posible víctima porque los estáticos seguirían funcionando como micrófonos y cámaras espía. Además, estos suelen ser especialmente discretos y, entre el desorden de un hogar, fáciles de camuflar. Los hay en forma de reloj de mesa, de cubre cables o detector de humo, incluso un cuadrado adhesivo destinado a pegarse en lugares discretos donde no llame la atención.
Si todos estos posibles formatos no nos convencen, también existen los componentes en formato independiente. Se venden con la idea de “hacerlo tú mismo”. Básicamente el panel ya viene preparado y solo hay que colocarlo estratégicamente dentro del aparato para que no se vea (dependiendo de si viene o no con batería, tal vez también habrá que preocuparse de que la electricidad pase por su circuito).
Pueden dejarse dentro de dispositivos electrónicos comunes, siempre y cuando el espacio sea suficiente. Los que necesitan que la corriente pase por ellos son más pequeños porque se ahorran el espacio de las baterías, lo que más ocupa es de hecho la tarjeta SIM con 16 x 18 mm de espacio.
Para evitar hacer electrónica hay otros un poquito más grandes que vienen con batería o ranuras para pilas, de forma que sólo tienes que desatornillar la carcasa o decorado de algo (por ejemplo una torre de PC, una lámpara o la parte trasera de una televisión), y dejarlo hacer su trabajo. Ni siquiera necesitas un aparato como tal, podría ser una simple caja de caramelos.
Cómo detectar un rastreador
Ahora, las buenas noticias: por suerte son detectables. Estos dispositivos de rastreo emiten señales cuando envían y también hacen ruido al grabar. Así, se pueden encontrar con un detector de frecuencias de entre 3 y 9 GHz, de los que hay muchísimos disponibles.
Funcionan aproximadamente a partir de los 7 metros y medio de distancia: conforme más rápido parpadea el detector más cerca está el rastreador en cuestión. Sí, como en las películas.
Algunos de los dispositivos espía que tienen cámara podrían estar grabando en local (en tarjetas de memoria), esos no se pueden detectar por sus frecuencias. En ese caso se puede afinar el oído y examinar todo a conciencia en busca de algún objeto extraño. Los grabadores en general hacen un ruido blanco que indica que están funcionando, como lo haría cualquier aparato electrónico, y las cámaras tienen ese característico brillo rojo en la lente.
Para evitar tener que hacer esto a menudo, lo recomendable controlar todo lo que entra en casa o se mezcla en general con nuestras pertenencias. Está claro que tomar el mando la propia privacidad da trabajo, pero si te preocupa que alguien pueda estar espiándote, probablemente valga la pena.