
China es un universo paralelo en lo que a internet se refiere, pero allí también tienen estrellas del livestream y gazapos en directo. Eso sí: no usan Twitch, sino alternativas locales como Douyu, donde un peculiar “incidente” ha generado discusiones sobre los estándares de belleza y la ética en los tiempos que corren.
Estoy hablando de lo que le ocurrió hace unos días a “su alteza Qiao Bilou”, una popular streamer que antes del incidente atesoraba 100.000 seguidores en la red social china Douyu. Según Global Times, la vloguera empleaba un filtro facial para rejuvenecer su cara en los directos, pero un fallo técnico hizo que la plataforma revelara accidentalmente su verdadero rostro. Cuando se dio cuenta de que había perdido el anonimato, Qiao confesó ser una mujer de 58 años.

BBC News dice que la vloguera había coqueteado antes con la idea de revelar su identidad, pero solo a cambio de dinero. “No mostraré mi rostro a menos que reciba regalos por valor de 100.000 yuanes —unos 15.000 dólares—, al fin y al cabo, soy una buena anfitriona”, dijo a sus seguidores en una ocasión. Y vaya si la adoraban: con frecuencia, Qiao era reconocida por su “dulce voz sanadora” y su aspecto de “diosa”. Pero la mayor donación que recibió fue de 6000 dólares.
La pantomima de Qiao Bilou terminó el pasado 25 de julio durante una emisión conjunta con Qingzi, otra usuaria de Douyu. El filtro de belleza que usaba habitualmente no se activó, lo que reveló al público su auténtica apariencia:
Al parecer, Qiao se dio cuenta del error cuando las personas que estaban suscritas a su canal comenzaron a desconectarse en masa. Muchos de esos suscriptores no volvieron, pero el vídeo acabó haciéndose viral y el canal pasó de 100.000 a 600.000 seguidores en cuestión de días. Días en los que millones de chinos han debatido sobre la presión que supone la belleza para las mujeres.
No es raro que las streamers de China usen filtros de belleza para cambiar su apariencia en los directos. En abril, un inquietante documental del South China Morning Post mostraba cómo algunas de estas celebridades se maquillan para engañar incluso al algoritmo, eliminando los poros de la cara y resaltando los ojos o la clavícula. Un negocio adaptado a los gustos de los hombres chinos.