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Un nuevo estudio explica por fin el extraño aspecto y comportamiento del asteroide Oumuamua

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Representación artística de Oumuamua a su paso por el Sol.
Representación artística de Oumuamua a su paso por el Sol.
Ilustración: Hubble Space Telescope

Desde que nos visitó en 2017, los astrónomos han tratado sin éxito de explicar qué era exactamente Oumuamua, el misterioso objeto estelar de forma alargada proveniente de fuera del Sistema Solar que se acercó al Sol solo para cambiar de rumbo, acelerar, y desaparecer. Una nueva hipótesis lo explica todo.

Si Oumuamua nos ha causado tantos problemas es porque apenas tuvimos unas pocas semanas para estudiarlo y, de hecho, cuando lo descubrimos ya se estaba alejando de nosotros a más de 315.000 kilómetros por hora. Hoy en día es imposible encontrar un objeto tan pequeño con la tecnología actual. Es, por así decirlo, la proverbial aguja en un pajar de estrellas.

Inicialmente Oumuamua fue clasificado como cometa, pero cuando se acercó al Sol no desplegó la característica cola que caracteriza a estas gigantescas masas d hielo y polvo. Para hacer las cosas aún más raras, su forma (alrededor de 400 metros de largo por solo 34 de ancho) no encaja con la de los meteoritos que conocemos, y su trayectoria tampoco se puede explicar solo por las leyes de la gravedad. Todas estas peculiaridades han hecho que hasta científicos tan reputados como el astrofísico de la Universidad de Harvard Avi Loeb pongan sobre la mesa la teoría de un posible origen extraterrestre.

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Dos nuevos estudios recién publicados en la revista American Geophysical Union arrojan nueva luz sobre Oumuamua y elaboran una hipótesis que hace encajar todas las piezas. Oumuamua no era un cometa ni un asteroide rocoso, ni una nave espacial de alguna civilización extraterrestre.

Era el fragmento de un exoplaneta similar en composición a Plutón.

El astrofísico de la Universidad del Estado de Arizona Steven Desch y uno de los autores del estudio explica que el peculiar objeto interestelar es el producto de algún tipo de colisión entre un planeta de composición similar a la de Plutón y otro objeto. Como resultado de esa colisión, un fragmento del planeta salió disparado y su trayectoria lo llevó a atravesar nuestro Sistema Solar. De hecho, cuando el objeto entro en nuestro sistema no tenía esa forma tan peculiar. El Sol lo erosionó hasta dejar la aguja que captaron nuestros telescopios.

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¿Cómo llegaron Desch y sus colegas a esta conclusión? Pues partiendo de la velocidad a la que escapó Oumuamua cuando cambió de trayectoria y salió disparado hacia los confines del Sistema Solar. Ese tipo de efecto cohete se produce en los cometas por la sublimación del hielo, pero a cambio deja una estala que no estaba presente en Oumuamua. Los investigadores usaron la reflectividad del objeto y la cotejaron con la velocidad para tratar de averiguar qué otros materiales pueden sublimarse de esa forma y proporcionar un efecto cohete tan acusado sin dejar una estela. La respuesta es nitrógeno helado.

El nitrogeno helado no solo se sublima a un ritmo capaz de proporcionar el impulso que vimos en Oumuamua. Además se da la circunstancia de que es una sustancia conocida que cubre, por ejemplo, la superficie de Plutón y de Tritón, la luna de Neptuno. Los investigadores calculan que, para cuando rebotó hacia fuera de nuestro Sistema Solar, Oumuamua había perdido ya el 95% de su masa, lo que indica que en origen era mucho más grande y probablemente tenía este aspecto:

Imagen para el artículo titulado Un nuevo estudio explica por fin el extraño aspecto y comportamiento del asteroide Oumuamua
Ilustración: William Hartmann
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La radiación solar fue erosionando ese gran fragmento con forma aplanada igual que el agua va erosionando una pastilla de jabón hasta dejar una pieza alargada y fina.

La explicación es menos fascinante que la idea de que Oumuamua sea algún tipo de sonda extraterrestre semiorgánica, pero lo cierto es que encaja demasiado bien como para pasarla por alto. La hipótesis también abre otras preguntas fascinantes como de qué exoplaneta proviene el objeto o qué tipo de colisión hizo falta para liberar una metralla espacial de semejante tamaño. Finalmente queda la cuestión de si estamos en el camino de esa metralla y llegaremos a ver otros objetos similares. [AGU vía Science Alert]