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Una antigua luna puede ser la culpable de los anillos de Saturno

Los anillos de Saturno podrían ser los restos de una luna helada que se desintegrado por el campo gravitatorio del planeta

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Imagen para el artículo titulado Una antigua luna puede ser la culpable de los anillos de Saturno
Imagen: NASA/JPL-Caltech/SSI

Los anillos de Saturno son una de las estructuras más icónicas del sistema solar, pero su origen ha sido objeto de debate durante muchísimo tiempo. Una nueva investigación sugiere ahora que estos espectaculares anillos pueden haber nacido tras la muerte de una luna helada.

Saturno es un sistema dinámico. Además de esos fascinantes anillos, una de sus lunas, Titán, se está alejando rápidamente del planeta a unos 11 centímetros al año (nuestra luna se aleja de la Tierra a unos 4 centímetros al año). Saturno también está inclinado en un ángulo de 26,7 grados sobre el plano de su órbita, y aunque eso no es tan poco común en nuestro sistema solar, el mecanismo que causó esta inclinación es un misterio. Sin embargo, un artículo publicado ayer en la revista Science parece señalar el eslabón perdido que podría conectar todos estos fenómenos: una luna helada de Saturno llamada Crisálida que desapareció hace mucho tiempo.

“Si arrojas una peonza sobre una mesa, después de un período de oscilación inicial, se termina quedando fija en un movimiento en el que el eje de giro de la peonza forma un círculo alrededor de la vertical. Esa es la ‘precesión’ de la peonza”, nos explicaba Jack Wisdom, profesora de ciencia planetaria del Instituto Tecnológico de Massachusetts y autora principal del nuevo estudio. Wisdom decía que la precesión de Saturno y de su distante vecino Neptuno estaban en un punto muy cercano o resonante. Esta resonancia, junto con la migración de Titán alejándose de Saturno, podría haber explicado por qué el planeta se terminó inclinando.

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Pero cuando Wisdom y sus compañeros examinaron los datos gravitacionales de la nave espacial Cassini, se fijaron que Saturno y Neptuno ya no estaban en resonancia y comenzaron a preguntarse qué mecanismo podría haber causado esto. “Se nos ocurrió la idea de que Saturno podía tener otro satélite en el pasado”, dijo Wisdom. “Si ese satélite se hubiese perdido de forma repentina, entonces Saturno podría haber salido de esta resonancia”.

Esta hipotética luna perdida ha sido bautizada como Crisálida y creen que existió en algún lugar entre las órbitas de las lunas Titán y Japeto. A través de varios modelos hechos con ordenador, descubrieron que a medida que Titán hacia espirales hacia afuera, desestabilizaba la órbita de Crisálida. Más tarde, Crisálida se movió hacia Saturno, donde se rompió debido al campo gravitacional del planeta, creando los anillos que vemos hoy, mientras empujaba a Saturno fuera de la resonancia de Neptuno. Todo esto sucedió hace unos 100 millones de años.

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“Todo encaja”, dijo Wisdom. “Aunque es toda una cadena de eventos, cada elemento de esta cadena no es algo improbable”.

Henry Throop, un científico del programa de la División de Ciencias Planetarias de la NASA y que no participó en el nuevo artículo, se mostró intrigado ante los hallazgos. “Lo convincente de su hipótesis es que une varios aspectos inexplicables del estado actual de Saturno: la edad aparentemente joven de los anillos, la fuerte inclinación de Saturno sobre su eje y la rareza de la órbita de Titán. Si están en lo correcto, el concepto presentado aquí amplía nuestra comprensión de que el Sistema Solar continúa evolucionando de manera significativa”, nos explicó Throop por correo electrónico. Throop dirige el Programa de análisis de datos de Cassini, que financió parte de la investigación del artículo.

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Luke Dones, un investigador de la Dirección de Ciencias Planetarias del Instituto de Investigación de Colorado y que tampoco participó en el artículo, dijo que se necesitarán más investigaciones para certificar completamente la existencia y la vida de Crisálida. “Existe mucho espacio entre Japeto y Titán, donde podría haber habido un satélite, pero tampoco hay pruebas independientes de que existiera tal luna”, dijo Dones. “Quizás los anillos de Saturno se formaron de la manera que describen, pero no han proporcionado una respuesta definitiva. Los autores no simularon la formación de los anillos, sino que se basaron en trabajos previos en su breve discusión al final del artículo”.