
Escuchar que alguien tiene necrosis escrotal, aunque no sepas exactamente qué demonios significa la dolencia, suena terrible. Eso es precisamente lo que le ocurrió a un hombre en Sudáfrica, y el resultado es muchísimo peor que cualquier cosa que te estés imaginando.
Al parecer, el hombre, un holandés de 47 años, se encontraba en una reserva natural. Tal y como han contado les médicos que han reportado el caso en Urology Case Reports, mientras estaba en el baño escuchó un sonido, al girar su cabeza hacia abajo vio una serpiente, una cobra, que “le golpeó y le mordió los genitales”.
Lejos de un hospital o algún lugar que le pudiera socorrer, el hombre tuvo que esperar tres horas para ser trasladado en avión al centro de trauma más cercano. Mientras tanto, la serpiente fue identificada como una cobra de hocico (Naja annulifera), una criatura que, aunque no suele ser agresiva, ataca si se siente acorralada, por ejemplo, si las nalgas y los genitales de alguien bloquean su salida de un inodoro como así parece que fue.
Cuentan los doctores que antes de llegar al hospital, el paciente experimentó dolor desde la ingle hasta la parte superior del pecho, además de una sensación de ardor en los genitales. Aunque el veneno de la serpiente es neurotóxico, tuvo la suerte de evitar cualquier síntoma neurológico, una suerte relativa si hablamos de un pene atacado por una cobra que salió del retrete de un baño (y a horas de distancia de cualquier atención médica).
Al llegar al hospital, el hombre seguía consciente, aunque había desarrollado fiebre y “tenía los genitales inflamados con una decoloración de color púrpura oscuro, lo que indica necrosis escrotal”. Se le administraron ocho dosis de antisuero de veneno y fue trasladado a cuidados intensivos, donde requirió diálisis por lesión renal aguda antes de estabilizarse.
Finalmente, la necrosis en sus genitales también se estabilizó, momento en el que el equipo médico realizó un desbridamiento quirúrgico, eliminando el tejido muerto. Y sí, hay imágenes, pero dejaremos que cada uno elija su propia aventura del terror si quieren acceder a ellas.
Sea como fuere, el equipo pudo eliminar más tejido muerto antes de realizar un injerto exitoso en el pene y el escroto del hombre, reemplazando el tejido muerto con tejido extraído de su ingle. Un año después, sus heridas se han curado bien y “tiene sensación de plenitud en el pene”, explican los doctores.
Por cierto, el hombre tiene el honor de convertirse en el primer caso de envenenamiento de los genitales por N. annulifera descrito en la literatura médica. [Urology Case Reports vía Vice]