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¿Una dieta de pastillas? Lo que la ciencia aún no puede (ni quizás podrá) ofrecernos

La idea de reducir todas las comidas del día a unas pocas píldoras suena futurista, práctica y tentadora. Sin embargo, hay un obstáculo fundamental que impide convertirla en realidad. ¿Podría tratarse de una limitación insalvable para siempre? Descubre qué frena este sueño tecnológico y por qué, a pesar de todo, seguimos buscando alternativas.

Durante décadas, hemos fantaseado con la posibilidad de alimentarnos sin cocinar, sin masticar, sin perder tiempo. Solo unas pastillas, y listo. Pero la realidad es más compleja de lo que parece. Aunque hoy contamos con numerosos suplementos y batidos nutricionales, la ciencia aún no ha logrado reemplazar a los alimentos en su totalidad. Y puede que nunca lo consiga.

Los nutrientes no caben en una pastilla

Es fácil encontrar en farmacias y tiendas de salud comprimidos que aportan vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales. Algunos contienen incluso una amplia variedad de ellos en una sola cápsula. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿por qué no se pueden incluir todos los nutrientes en ese mismo formato?

¿Una dieta de pastillas? Lo que la ciencia aún no puede (ni quizás podrá) ofrecernos
© Polina Tankilevitch – Pexels

La clave está en la diferencia entre micronutrientes y macronutrientes. Mientras que los primeros (vitaminas y minerales) se necesitan en dosis mínimas, los segundos (grasas, proteínas y carbohidratos) deben consumirse en grandes cantidades para que el cuerpo obtenga la energía necesaria. Y es ahí donde radica el problema.

Nuestro organismo requiere entre 1.600 y 3.000 calorías al día, según la edad, el peso y el nivel de actividad. Para alcanzar ese aporte exclusivamente mediante cápsulas, necesitaríamos un volumen físico considerablemente mayor al de una simple pastilla. Incluso concentrando grasas —el macronutriente más energético— seguiría siendo inviable meter todo en un solo comprimido.

Batidos, ciencia ficción y diversidad biológica

Aunque no existen pastillas milagrosas, sí han surgido alternativas como los batidos nutricionales tipo Soylent, que prometen aportar todos los micro y macronutrientes necesarios. Pero ¿podemos vivir únicamente de ellos?

Por ahora, la respuesta es incierta. La nutrición humana es compleja y aún desconocemos si hay micronutrientes esenciales que no hemos identificado. Además, cada persona necesita una combinación diferente de nutrientes según su edad, sexo, masa corporal, enfermedades, estilo de vida y actividad diaria.

Personalizar cada fórmula para cada individuo sería una tarea casi imposible. Y aunque fuera viable, ¿estaríamos dispuestos a renunciar al placer de comer? La alimentación no es solo una necesidad biológica: también es cultura, deseo, libertad y conexión.

¿Una dieta de pastillas? Lo que la ciencia aún no puede (ni quizás podrá) ofrecernos
© Anna Shvets – Pexels

¿Un futuro sin platos?

En ciertos contextos extremos —como misiones espaciales o entornos de difícil acceso— este tipo de alimentación funcional podría ser útil. Pero pensar en un mundo en el que comamos solo a base de pastillas o batidos parece más propio de una distopía que de un futuro deseable.

Porque por mucho que avance la ciencia, el vínculo emocional, social y sensorial con la comida es algo que probablemente nunca estaremos dispuestos a abandonar. Y eso, por sí solo, puede ser más decisivo que cualquier límite tecnológico.

Fuente: Xataka.

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