
Lo que tienes sobre estas líneas es una imagen del corazón de nuestra galaxia. Los extraños colores se deben a que la imagen muestra las emisiones de radio, no el espectro de luz visible, infrarrojo, o ultravioleta. Probablemente hayas reparado ya en los extraños filamentos verticales. No has sido el único.
El centro de nuestra galaxia, a 25.000 años luz de la Tierra, es un lugar difícil de observar por medios convencionales por la abundancia de nubes de polvo y gas que dificultan una observación directa por medios ópticos. Hay que recurrir a otros métodos, y uno de ellos es el análisis de frecuencias de radio. Aquí es donde entra en juego el telescopio MeerKAT, situiado en el Observatorio de Radioastronomía de Sudáfrica (South African Radio Astronomy Observatory o SARAO por sus siglas en inglés). Inaugurado en 2016, el MeerKAT es uno de los radiotelescpios más avanzados del planeta, y esta imagen es buena prueba de ello. No se trata precisamente de una foto afortunada. Concentra nada menos que 200 horas de observaciones a lo largo de tres años, y muestra las ondas de radio de nuestra galaxia con un detalle inédito hasta ahora. La imagen muestra, por ejemplo, restos de supernovas que aún emiten potentes ondas de radio. Sin embargo, también muestra algo bastante más misterioso: filamentos.
El primero en descubrir estas estructuras fue el astrófísico de la Universidad Northwetsrn Farhad Yusef-Zadeh en la década de los 80, pero hasta ahora no habíamos podido averiguar mucho sobre ellos. Son hebras formadas por electrones procedentes de los rayos cósmicos girando a casi la velocidad de la luz debido a algún tipo de campo magnético, pero no sabemos qué los origina ni cuál es su función, si es que tienen alguna.

La nueva imagen del MeerKAT muestra varias cosas, para empezar, que hay diez veces más filamentos de los que que creíamos. Gracias a las nuevas observaciones hemos podido contar cerca de mil de estas estructuras. Además ahora sabemos que se agrupan en formaciones, y que los filamentos en cada uno de estos clúster están ordenados a intervalos muy regulares, casi como las cuerdas de un arpa.
La firma de radiación de estos filamentos no concuerda con las de las supernovas, por lo que los investigadores han descartado que ese sea su origen. Tampoco sabemos por qué están a intervalos regulares o cuál es el proceso por el que son capaces de acelerar los electrones. “Casi parecen los arcos concéntricos que podemos ver en la corona solar”, explica Farhad Yusef-Zadeh. “Todavía no sabemos por qué se agrupan en clústers o cómo se separan. Tampoco sabemos cómo o por qué se organizan a intervalos regulares. Cada vez que logramos dar con una respuesta, aparecen nuevas preguntas”.
Un equipo de astrónomos dirigido por el propio Yusef-Zadeh y por el Doctor Ian Heywood acaba de publicar un estudio de los filamentos basado en estas nuevas imágenes. “Habíamos estudiado estos filamentos como si los miráramos con miopía”, prosigue Yusef-Zadeh. “Ahora por fin vemos la imagen nítida, y es una vista panorámica con una enorme abundancia de filamentos. Solo examinando unos pocos es difícil sacar conclusiones”.
Precisamente la siguiente tarea de los investigadores es establecer un censo de estos curiosos filamentos cósmicos y registrar su tamaño y características. Cuando tengamos todos esos datos es posible que podamos empezar a formular hipótesis sobre estas extrañas estructuras. [Universidad Northwestern y SARAO vía Science Alert]