
Hace apenas un mes que el diario New Yok Times compró Wordle, pero parece que se ha dado prisa en arruinar el pasatiempo favorito de todos como solo las grandes corporaciones saben hacer. Ahora el popular puzzle de palabras en su versión original en inglés tiene algo que no tenía antes: software de rastreo.
Era algo que tenía que pasar. El Times se ha gastado una millonada (la cifra oficial no ha llegado a hacerse pública pero se habla de siete dígitos) y el juego sigue siendo gratuito. En Internet suele decirse que, cuando algo es gratuito es porque no eres el cliente, sino la mercancía. Esta misma semana varios aficionados a Wordle con conocimientos de código han descubierto que la página que alberga el pasatiempo tiene ya una docena de trackers que no tenia antes. Algunos son, lógicamente, rastreadores del New York Times, pero hay otros que se usan para enviar datos a terceros como Google.
¿Feo? Sí, pero también una práctica muy común. En esta misma casa tenemos una tonelada de rastreadores de publicidad. Somos dolorosamente conscientes de ello. El New York Times vive sobre todo de las suscripciones y de la publicidad, y esa publicidad suele personalizarse con datos de las páginas que visitas. En la práctica, esto quiere decir que si lees la review de un móvil y luego juegas una partida de Wordle no te extrañe que Amazon te de la tabarra para que compres ese móvil (aunque ya lo tengas). Es fácil rasgarse las vestiduras, pero aunque Wordle ya no es la página inocente y pura que un día fue, al menos su aspecto y su usabilidad siguen siendo las mismas. El New York Times ha declinado hacer comentarios sobre los nuevos trackers.
El peor escenario posible es que los mismos trackers publicitarios que usa Wordle (y que usamos todos en esta industria) pertenecen a empresas como Google u Oracle (a través de su infame subsidiaria Bluekai) son conocidos por colaborar con la policía en casos de vigilancia. Los datos que manejan, como se lee en los propios documentos de Bluekai, no suelen pasar de saber que visitaste determinada página web mientras estabas en una localización concreta, pero para muchos saber que estás en tal cafeteria a las 8 de la mañana jugando Wordle puede ser más que suficiente.
La industria digital actual está llena de casos como estos. Hay, literalmente miles de empresas participando del mercado publicitario y la regulación es escasa. Es por eso por lo que iniciativas como la GDPR son tan importantes, aunque luego se implementen de aquella manera.