Las pruebas realizadas en diciembre pasado fueron un fracaso, con tres drones que tuvieron que realizar aterrizajes de emergencia con paracaídas, pero el mes pasado, en el Dugway Proving Ground en Utah, un C-130 pudo recuperar con éxito uno de los dos drones X-61 Gremlin a mitad de camino en el aire (el segundo, lamentablemente, no lo logró). La prueba demuestra que el enfoque es factible, y aunque el proceso no parece fácil de ninguna manera, a medida que se completen más y más capturas exitosas, las técnicas se mejorarán aún más hasta que un día capturar un dron en pleno vuelo sea una práctica tan común como repostar en el aire a mitad de camino.

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El logro plantea otra posibilidad. No es aconsejable sacar inmediatamente las cubiertas del motor de un dron que ha estado volando durante horas y desmantelar sus componentes para inspecciones. Pero un día, además de llenar los tanques de combustible, los drones como estos podrían incluso repararse y prepararse para la próxima misión dentro del vientre de un avión de carga, sin que ninguno de los dos aviones tenga que aterrizar primero.