
Aunque sus cohetes sean parcialmente reutilizables, SpaceX sabe que el dinero no está en lanzar satélites, sino en operarlos. Y ahora que Starlink ha demostrado que una megaconstelación de satélites es posible, la compañía de Elon Musk ha decidido ir a por el premio gordo: los militares.
Starshield es un spinoff de Starlink que se presenta como “una red satelital segura para entidades gubernamentales” en apoyo de la “seguridad nacional”.
No es la primera vez que a SpaceX se le pone cara de contratista militar, pero con Starshield, la compañía va más allá ofreciendo la tecnología de Starlink al Pentágono y a cualquier país aliado que quiera tener una constelación de satélites en la órbita baja terrestre, ya sea para la observación de la Tierra, comunicaciones militares o integrar otras cargas útiles en los satélites.

Si bien hay pocos detalles sobre las características de estos satélites, SpaceX ha publicado un dibujo esquemático y una foto de lo que aparentemente es un prototipo real en órbita de un satélite Starshield, lanzado este mismo año.
Estos satélites, muy similares a los de Starlink, ofrecerán cifrado de extremo a extremo, diseño modular para integrar cargas clasificadas e interoperabilidad mediante conexiones láser. Como novedad, SpaceX dice que los terminales láser se podrán integrar en otros satélites para incorporarlos en la red Starshield.
Starlink ya ha tenido aplicaciones militares como proveedor de internet satelital, sobre todo en la guerra de Ucrania, donde es utilizado tanto por civiles como por soldados gracias a las antenas donadas por SpaceX y fuentes gubernamentales. El servicio ha sufrido constantes ataques de jamming y hacking rusos, pero ha resistido el envite. Al mismo tiempo, una constelación de satélites como Starlink es resistente a los ataques con armas antisatélite, sencillamente porque consta de miles de satélites orbitando la Tierra.