
Tras un despegue abortado en el último segundo el martes por un problema con los motores Raptor, la Starship ha despegado hoy por primera vez con sus superficies aerodinámicas instaladas y el cono superior en su sitio.
El prototipo SN8 ha realizado un vuelo suborbital de 12,5 km de altitud (el primero tras una serie de saltos de 150 metros del Starhopper y los prototipos SN5 y SN6). Después de un ascenso estable, el cohete se puso en horizontal para su caída libre, como estaba previsto, pero explotó espectacularmente en el lugar de aterrizaje tras una rápida vuelta a la verticalidad.
La maniobra tuvo lugar junto a la insólita fábrica de cohetes al aire libre que SpaceX ha construido en Boca Chica, Texas. Una primera cuenta atrás fue pausada después de que una avioneta violara el espacio aéreo restringido alrededor de la plataforma de despegue (aunque SpaceX no ha confirmado que ese fuera el motivo por el que despresurizó la Starship y retrasó su lanzamiento una hora y cuarenta y cinco minutos).
El vuelo suborbital estaba diseñado para probar una serie de características de este primer prototipo casi completo de la Starship: cómo trabajan los tres motores Raptor en conjunto, cómo gestiona el cohete la transición de los tanques principales a los superiores, y cómo funcionan las características aerodinámicas de la nave, incluidas sus alas móviles (imprescindibles para el control del aterrizaje).
La guinda del pastel fue ver por primera vez la maniobra de giro que la Starship tendrá que realizar antes de cada aterrizaje. Llamada “bellyflop” porque el cohete pasa de estar “de panza” en caída libre a estar en vertical, es la primera vez que un vehículo de este tamaño realiza una maniobra similar. Aunque no acabó bien en esta primera prueba.
Según una serie de tuits de Elon Musk, el ascenso del cohete y el cambio a los tanques de cabecera fue exitoso, y el control de los flaps hasta el punto de aterrizaje fue preciso. “Sin embargo, la presión del tanque de combustible superior fue baja durante el reencendido del aterrizaje, lo que provocó que la velocidad de toma de contacto con el suelo fuera alta”. ¡Boom!
Paradójicamente, un fallo así entraba dentro de lo deseable. “Con una prueba como esta, el éxito no se mide por la consecución de objetivos específicos, sino por cuánto podemos aprender en su conjunto, lo que documentará y mejorará la probabilidad de éxito en el futuro a medida que SpaceX avanza rápidamente en el desarrollo de Starship”, escribió la compañía. El SN9 está listo para volar.