Por primera vez, una de las redes tecnológicas más avanzadas del planeta será regulada en uno de los entornos más remotos y amenazados del mundo. Starlink, la empresa de Elon Musk, ha sellado un acuerdo con Brasil para limitar el uso de su internet satelital en la Amazonía, donde su conectividad ha sido utilizada por organizaciones criminales para facilitar la minería ilegal.
Starlink bajo vigilancia en la selva

El acuerdo, anunciado por la Fiscalía Federal brasileña, establece un nuevo marco para el uso de Starlink en la Amazonía. Desde enero, los nuevos usuarios deberán presentar prueba de residencia e identificación para activar el servicio en la región. Además, SpaceX compartirá con las autoridades datos de geolocalización y registros vinculados a terminales activas en áreas bajo investigación.
Si se comprueba que un equipo se usa con fines ilícitos, Starlink podrá suspender de inmediato la conexión. El convenio tendrá una vigencia inicial de dos años, con posibilidad de renovación, y marca un hito en los esfuerzos por frenar la digitalización de la minería ilegal y otros delitos ambientales en Brasil.
La conectividad que alimentó al crimen

La llegada de Starlink en 2022 transformó radicalmente la logística de los grupos criminales que operan en la selva. Su internet veloz y portátil superó las limitaciones de los antiguos radios y permitió a los mineros ilegales coordinar vuelos, pagos y alertas ante posibles redadas. En muchos casos, el acceso a esta tecnología facilitó la invasión de tierras indígenas y protegidas, contaminando ríos con mercurio y desplazando comunidades como la de los Yanomami.
“Esta nueva realidad exige una respuesta legal proporcional”, afirmó el fiscal André Porreca. “La conectividad debe ser también una herramienta para el respeto ambiental y la soberanía nacional”, añadió.
Riesgos en tiempo real

Según Hugo Loss, coordinador operativo de la agencia ambiental brasileña, el uso de Starlink permitió a los criminales anticipar las acciones policiales, comprometiendo incluso la seguridad de los equipos en el terreno. “Transmitían ubicaciones en tiempo real, lo que socavaba completamente nuestras operaciones”, advirtió.
Jair Schmitt, jefe de protección ambiental, alertó que este acuerdo es solo un primer paso. También será necesario regular con mayor firmeza la venta y distribución de equipos que, hasta ahora, podían ser adquiridos con facilidad en la región.
Mientras el gobierno brasileño intenta cortar los canales que alimentan el crimen ambiental, la alianza con Starlink podría convertirse en un modelo para otros países con territorios vulnerables. Y quizá, por primera vez, la tecnología que conectó al mundo también ayude a salvar una de sus últimas fronteras.