Las consecuencias de las pruebas soviéticas con armas nucleares en Semipalatinsk fueron un desastre nuclear hasta 4 veces peor que Chernóbil. Nos referimos al número de casos de enfermedad por radiación. Ahora sabemos que el gobierno soviético encubrió los efectos sobre la salud de la población.
En agosto de 1956 las pruebas soviéticas con armas nucleares en Kazajstán se tragaron a la ciudad industrial Ust-Kamenogorsk. El resultado fueron más de 5.600 personas hospitalizadas con enfermedades derivadas de la radiación, aunque muchos de los detalles de aquellos días estaban incompletos.
Las pruebas de Semipalatinsk
Para situarnos en contexto, hablamos del sitio de pruebas de Semipalatinsk, la principal instalación de pruebas nucleares de la Antigua Unión Soviética. En 1949 realizó su primer ensayo nuclear, la RDS-1, en dichas instalaciones situadas en la estepa en el noroeste de Kazajstán.
Los edificios científicos se encuentran a 150 kilómetros al oeste de Semipalatinsk y la instalación estuvo activa de manera oficial hasta el 29 de agosto de 1991, tras la devolución del armamento nuclear soviético de Kazajistán a Rusia. Posteriormente abandonada, la desmantelación de los últimos edificios científicos concluyó en junio del 2000.
Oficialmente se sabía que las instalaciones contaban con las siguientes divisiones, todas en un radio de 10 kilómetros de la P-1:
- P-1: Se utilizó para las primeras pruebas nucleares hasta 1953. Después de la prueba RDS-6s el 12 de agosto de 1953 se produjo un gran cráter con una fuerte contaminación radiactiva, lo que imposibilitó seguir usando gran parte de la zona.
- P-2: Se utilizó para las explosiones en tierra.
- P-3: Utilizada para explosiones de bombas pequeñas y medianas.
- P-5: Utilizada para explosiones de bombas de alta potencia.
Ahora y a través de unos informes publicados por New Scientist, se revela que una expedición científica de Moscú, una vez ocurrido el desastre, ocultó el descubrimiento de la contaminación radioactiva generalizada y las enfermedades por radiación que se dieron a través de las estepas de Kazajstán.
Las consecuencias de la contaminación, encubiertas
En realidad, los documentos exponen que los científicos fueron capaces de rastrear las consecuencias de las pruebas con las bombas nucleares, y lo hicieron sin informar a las personas afectadas o hacer pública la información. Una información que se ha obtenido a través de un informe de los archivos del Instituto de Medicina de Radiación y Ecología en Semey, Kazajstán. Según el director del instituto, Kazbek Apsalikov
Durante muchos años esto ha sido un secreto. El informe describe los resultados de un estudio radiológico de la región de Semipalatinsk y está marcado como “top secret”, además muestra por primera vez cuánto sabían los científicos soviéticos en ese momento sobre el desastre de salud humana y el alcance del encubrimiento.
Lo cierto es que como decíamos al comienzo, fueron varias las pruebas nucleares en la zona, tantas que no existió otro sitio en el planeta que hiciera el mismo número de tests en la década de los 50 y principios de los 60.
El informe descubierto detalla cómo los investigadores de Moscú descubrieron durante tres expediciones a Ust-Kamenogorsk una gran contaminación radiactiva y persistente del suelo. También encontraron contaminación en la comida de las ciudades y las aldeas de Kazakhstan en el este.
El resultado de las tres expediciones científicas fue el establecimiento de una clínica especial bajo el control de Moscú, una que estaba encargada del seguimiento de la radiación y sus efectos sobre la salud. Los documentos indican un registro que da pavor: unos 100 mil adultos expuestos a las pruebas junto a sus hijos.
Una instalación que fue conocida como Anti-Brucellosis Dispensary No. 4, nombre que presuntamente fue escogido para no llamar la atención sobre su actividad real, la cual fue clasificada como secreto hasta 1991. Tras la caída de la Unión Soviética la instalación se convirtió en el Instituto de Medicina de Radiación y Ecología (IRME), aunque como ha explicado a New Scientist el actual jefe del lugar, muchos de los informes de los archivos se llevaron a Moscú y se destruyeron.
Uno de los documentos obtenidos por el medio registró que al menos 638 personas en la ciudad fueron “hospitalizadas con intoxicación por radiación” después de la prueba de 1956. Es decir, que fue hasta cuatro veces más de los 134 casos de radiación diagnosticados después del accidente de Chernóbil. Además, nadie sabe cuántos murieron realmente.
En definitiva, unos informes que escaparon de los censores soviéticos, quienes destruyeron los documentos que revelaban cómo encubrieron las terribles consecuencias de las pruebas. Como explican los científicos, lo peor es que todavía hoy existe incertidumbre sobre el alcance de la contaminación y los impactos sobre la salud. [NewScientist]