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Por su parte, Corea del Sur confirmó que el Norte había disparado un “misil balístico no identificado” en el Mar de Japón. Un artefacto con un vuelo aproximado de 930 kilómetros antes de aterrizar en la Zona Económica Exclusiva de Japón, hecho que ha significado la enérgica protesta en Tokio ante lo que consideran “una clara violación de las resoluciones de la ONU que prohíben que Pyongyang desarrolle tecnología de misiles balísticos”.

Lo cierto es que Corea del Norte ha aumentado la frecuencia de las pruebas este año, supuestamente tratando de desarrollar un misil capaz de transportar una ojiva nuclear miniaturizada hasta el continente americano. En febrero llevaron a cabo una prueba con un misil balístico Pukguksong-2 de mediano a largo alcance. Según el analista David Wright:

El mismo misil de hoy podría tener un alcance máximo de aproximadamente 6.700 km en una trayectoria estándar. Ese rango no sería suficiente para alcanzar los 48 estados más bajos o las grandes islas de Hawai, pero permitiría que llegara a toda Alaska.

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Como decíamos al comienzo, la respuesta de Trump no se ha hecho esperar. El presidente de Estados Unidos se ha dirigido directamente a Kim Jong-un para expresar lo siguiente: “¿Es que este tipo no tiene nada mejor que hacer con su vida? Difícil creer que Corea del Sur y Japón vayan a aguantar mucho más. Quizá China haga un movimiento de peso en Corea del Norte y ponga fin a este sinsentido para siempre”. [The Guardian]