Uno de los problemas que puede acarrear el calentamiento global y que hasta ahora no se había tenido en cuenta son todos aquellos elementos que pueden emerger de, por ejemplo, el derretimiento del hielo. En Groenladia puede ocurrir con una base secreta estadounidense con un oscuro pasado.
Nos referimos a Iceworm, esa “ciudad” oculta bajo los glaciares de Groenlandia que contamos hace un tiempo. La historia tuvo lugar a finales de los años 40, cuando Estados Unidos aparece en Dinamarca con una curiosa oferta: 100 millones de dólares por la compra de Groenlandia, espacio donde quieren establecer una base aérea.
Los daneses llegaron a un acuerdo concediendo a los estadounidenses el permiso para establecer su base aérea y que sus ingenieros del Ejército visitara una zona remota desolada y plana con la que podrían experimentar una serie de técnicas para la construcción de estructuras sobre y bajo el hielo.
Ese segundo proyecto se llamó Camp Century de forma oficial, una especie de ciudad bajo el hielo, una oportunidad única para dominar los secretos de la supervivencia en el Ártico, o al menos eso fue lo que se dijo. Sin embargo, unos meses después se supo que Estados Unidos también estaba estableciendo un centro de investigación de propulsión nuclear sin precedentes.
Se crearon túneles forrando grandes capas de hielo subterráneo con arcos de acero, y a partir de ahí iban creando un complejo con laboratorios y áreas destinadas a una variedad de temáticas. Además, en los reportajes se hablaba de una pieza principal, un pequeño reactor nuclear portátil que suministraría al centro de investigación la electricidad necesaria.
La segunda fase de este proyecto estuvo destinada a la activación de la planta de energía nuclear y su reactor nuclear, pero de forma extraña y sin que Estados Unidos 0 Dinamarca comentaran demasiado, un día el proyecto fue cancelado. Se dijo de forma oficial que los científicos descubrieron que la capa de hielo de Groenlandia no era todo lo estable que suponían.
Al parecer, observaron que el hielo migraba de forma desigual cada año. Lo que en un principio fueron pequeños cambios con el tiempo se transformó en algo muy peligroso, deformando la estructura de los túneles construidos y haciendo peligrosa la estancia. En 1966 el Ejército de Estados Unidos explicó que había eliminado el reactor nuclear y que abandonaban la zona. Desde entonces, el hielo fue enterrando lentamente la instalación.
Sin embargo, en 1990 salen a la luz unos documentos de Estados Unidos relativos a sus actividades militares en Groenlandia en la década de los 60, documentos que han sido desclasificados y que llegan a las manos de varios investigadores daneses.
Estos mostraban que Estados Unidos había volado con armas nucleares de manera rutinaria por Groenlandia en los 60, y que también había estado almacenándolas.
Se trataba del denominado Project Iceworm, un secreto bajo el amparo de ambos gobiernos (Dinamarca y Estados Unidos) y con Camp Century como cortina de humo. La loca idea del proyecto (en plena Guerra Fría) consistía en probar si era factible excavar pozos verticales profundos en el hielo de Groenlandia. Dichos pozos ocultarían una amplia gama de misiles nucleares con un objetivo: los enclaves soviéticos cercanos.
Sea como fuere, en aquel entonces los militares suponían que las sustancias peligrosas enterradas en Camp Century (incluyendo combustible diesel, PCB y algo de refrigerante radiactivo) permanecerían encerradas para siempre en la capa de hielo. Sin embargo, Groenlandia se está calentando cada vez más, y esos contaminantes tan peligrosos amenazan con volver a emerger del hielo, lo que supone un potencial riesgo a personas en la zona, y tal vez en lugares más lejanos como el Ártico canadiense, a 400 kilómetros de la costa.
Además, Camp Century no es la única instalación militar de Estados Unidos en el extranjero que está cada vez más amenazada por el calentamiento global. De hecho, en un informe del Pentágono de principios de este año se señalaba que la mitad de todas sus bases en el mundo podrían estar en riesgo.
En el caso de Iceworm, el profesor e investigador de la universidad de Brown, Jeff Colgan, ha estudiado con detalles lo que dictan las previsiones. Colgan, además, pone sobre la mesa un debate de lo más interesante: de emerger el proyecto y sus contaminantes, ¿de quién es la responsabilidad de limpiarlo, de Estados Unidos o de Dinamarca?
Para el investigador, el impacto del cambio climático en las bases militares no es solo un problema ambiental, sino político y diplomático. El proyecto Iceworm demuestra lo políticamente complicadas que pueden ser estas situaciones, ya que Camp Century fue el resultado de un tratado legal entre Dinamarca y los Estados Unidos cuando Groenlandia era una colonia danesa.
Según el último estudio en Geophysical Research Letters, las predicciones marcan el año 2090 como el punto en que Camp Century podría ver condiciones de fusión. Por esta razón, desde el año pasado se ha instalado una estación meteorológica y los investigadores han utilizado el radar para mapear lo que está bajo el hielo de la zona.
Dicen que tomará un tiempo comenzar a notar tendencias y cambios, pero el día llegará. Y cuando eso ocurra los científicos deberán dar paso a los gobiernos, quienes tienen la responsabilidad de elaborar un plan. [Motherboard]