Los expertos en explosiones atómicas explican a menudo que esta famosa foto que muestra lo que parece un hongo nuclear sobre la ciudad de Hiroshima no es lo que parece. El enorme penacho es en realidad el humo proveniente de la tormenta de fuego que siguió a la explosión.
La foto ha sido identificada como un hongo nuclear durante décadas hasta el punto de que el libro The Making of the Atomic Bomb, ganador de un premio Pulitzer en 1986, lo describía de esa manera. También es la primera imagen que recibe a los visitantes en el Museo por la Paz de Hiroshima, que identifica la fotografía como el impacto nuclear contra la ciudad. Associated Press describía la imagen como un hongo nuclear hace tan solo dos semanas.
Pese a todo esto, el New York Times explica que se trata de un largo y enorme malentendido. Richard L. Garwin, diseñador de bombas y consejero estadounidense en materia de armas nucleares se muestra tajante: Eso no es un hongo nuclear, explica. De igual manera se manifiesta Kevin Roark, portavoz del Laboratorio Nacional Los Alamos en Nuevo México, dónde se fabricó la mismísima bomba que cayó sobre Hiroshima, apodada Little Boy. Roark explica que la imagen muestra una nube de humo proveniente de los incendios que siguieron a la explosión.
The Times continua explicando que la propia nube y la sombra que proyectan pueden considerarse la mejor prueba que descarta el hongo nuclear porque ofrece un indicador exacto de a qué hora se tomó la fotografía. John Coster-Mullen es un experto en la bomba de Hiroshima y establece que la foto se tomó alrededor de tres horas después de la explosión de ese 6 de agosto de 1945.
El penacho, explica Coster-Mullen, no es el hongo nuclear, que para esa hora se había disipado completamente. Kevin Roark añade que, si se tratara de un hongo nuclear, su tamaño indicaría una explosión mayor que la bomba nuclear más potente que ha detonado Estados Unidos, que era miles de veces más potente que Little Boy.
En aquel tiempo, la mayor parte de las casas residenciales de Hiroshima estaban construidas con madera, y buena parte de los edificios industriales también tenían estructuras en este material. La ciudad, en definitiva, tenía un alto riesgo de incendio y la bomba inició una tormenta de fuego que duró horas.
La nube resultante de esos incendios, aunque tenía apariencia de hongo, era demasiado grande para la potencia de Little Boy, que tenía una potencia de 15 kilotones. Es más, la nube de humo se mantuvo en esa posición durante horas, mientras que los hongos nucleares producidos por una explosión duran alrededor de una hora.
Recientemente, los incendios que arrasaron Fort McMurray en Alberta, Canadá, produjeron una nube que se parece mucho a la de los incendios de Hiroshima. Esta nube, llamada pirocúmulo, es capaz de generar su propio microclima e incluso de producir tormentas eléctricas. Dicho esto, no hay palabras que puedan expresar el terror que una explosión nuclear o un incendio masivo como estos pueden crear. [vía NYT]