
Es cierto que se siente un poco extraño que en el año 2023 todavía se hable de remakes, pero honestamente, hay títulos que merecen una nueva vida, que llegaron quizás demasiado pronto, o que su historia y su jugabilidad deberían recibir un aire fresco con la potencia y capacidades de las plataformas actuales. Dead Space es uno de estos casos.
Han pasado 15 años desde que llegó Dead Space a las consolas PlayStation 3, Xbox 360 y a PC, y aunque no han pasado demasiadas generaciones de consolas entre ese lanzamiento y ahora, la verdad es que una década y media de desarrollo y evolución en videojuegos hace la diferencia. Pero no es eso lo que hace que el remake de Dead Space destaque entre muchos otros títulos que han sido relanzados bautizados como “remakes”. No, lo importante es todo lo que han hecho los estudios de Motive para revivir el ya clásico originalmente cerrado por los estudios de EA Redwood Shores.
El remake de Dead Space es de tan buena calidad que me hace sentir un poco de envidia por quienes jueguen a esta historia por primera vez ahora, con la nueva versión.

En esencia, la trama del juego es la misma. Isaac Clarke, parte de la tripulación de la nave mecánica Kellion, es enviado junto a otros miembros de la tripulación a la USG Ishimura, una gigantesca nave y estación espacial minera que, de repente, ha perdido contacto con todos. A bordo de la Ishimura se encontraba Nicole, la esposa de Isaac, por lo que el protagonista tiene más de una razón para viajar a la Ishimura y, aparte de hacer su trabajo, comprobar que su esposa se encuentre bien.
Lo que sigue es una historia llena de misterio, conspiraciones e incluso cultos religiosos que se expande en un lore rico en detalles y cosas por descubrir mientras exploras la Ishimura, ya sea mediante grabaciones, mediante cartas o emails e informes, o mediante conversaciones cinemáticas, porque ese es uno de los grandes cambios en el remake: Isaac esta vez es un personaje con voz y no uno silencioso, por lo que tiene conversaciones con otros personajes y reacciona ante lo que sucede a su alrededor, incluyendo las muchas cosas horribles con las que se encontrará.
Porque después de todo, esto sigue siendo un juego de tipo survival horror.

Algo sucedió en la Ishimura y ahora está llena de seres horribles, grotescos y asquerosos, conocidos como “necromorfos”. Y a diferencia de la enorme mayoría de juegos de tipo “zombie” o infectados, los necromorfos no mueren por disparos en la cabeza; no, aquí es necesario dispararle a sus extremidades grotescas e irlos desmembrando hasta morir, e incluso, una vez estén en el suelo, pisotearlos para terminar de acabar con ellos. Para esta tarea principalmente usaremos la mítica arma conocida como “Plasma Cutter”, y tendremos que ser un poco más precisos de lo que suele hacer falta en un juego de acción, especialmente cuando 3 o 4 de estos bichos asquerosos nos acorralan en medio de una zona completamente oscura, y solo tenemos la linterna para iluminar lo que nos rodea.
Los escenarios de Dead Space son espectaculares; una serie de pasillos llenos de grasa y a veces de sangre por recorrer, unos más iluminados que otros. Se siente como una especie de mezcla de la legendaria nave Nostromo de Alien y las colonias espaciales oscuras y caóticas de la serie The Expanse. Son escenarios que se sienten claustrofóbicos e interminables, y que además debemos recorrer una y otra vez, yendo y viniendo como si fuera una especie de Metroidvania, porque mientras más exploremos, más descubrimos, ya sea información de lo que sucedió o mejoras y habilidades nuevas.


Parte de estas mejoras son los añadidos que han hecho en el remake, los cuales hacen que las armas se sientan más útiles y nos invita a variar lo que usamos dependiendo de la ocasión, y a aprovechar lo que puede hacer cada nueva arma y las modificaciones que les hacemos. El juego también transcurre sin pantallas de carga, de una forma continua y fluida, lo que hace que la experiencia sea más inmersiva y, por ende, más terrorífica. Aunque, siendo un cobarde como soy con los juegos de terror, no diría que Dead Space da demasiado miedo, no creo que ese sea su objetivo tampoco, pero lo que sí siento es una tensión continua, todo lo haces con cautela, cada movimiento, cada vez que abres una puerta, siempre atento a qué cosa horrible te encontrarás de repente. Y mira que hay muchos tipos de bichos en este juego, incluyendo algunos bosses que quizás recordaré en mis pesadillas.
En general, Dead Space Remake es al mismo tiempo un tributo al Dead Space original de 2008, y al mismo tiempo una mejora en todo sentido, desde la narrativa y la inmersión, hasta los mismos escenarios, ya que han rediseñado algunas zonas y algunas mecánicas, como aquellos momentos en los que flotas sin gravedad. Es un ejemplo de lo que debe ser un buen remake, con suficientes cambios y mejoras no solo para la nueva generación de consolas y para nuevos jugadores, sino también para los que regresamos tras muchos años de haber jugado al original. Fácilmente lo coloco bien arriba entre otros remakes memorables como Resident Evil 2 (y quizás próximamente el 4), Demon’s Souls (aunque este sea solo en el apartado gráfico), Yakuza Kiwami y el para algunos polémico remake de Final Fantasy VII. En Dead Space, no solo los gráficos, la iluminación y el combate son de gran calidad, sino que su historia también es genial, y da gusto ver cómo revive una de las franquicias más queridas del género survival horror hace más de 10 años.
