
El telescopio espacial James Webb ya está en su séptima y última fase de alineamiento, lo que pone a la nave espacial a muy poco de su completa capacidad de operaciones científicas.
La fase comprende los ajustes finales en los espejos primarios del telescopio, que es algo que está siendo llevado a cabo mientras lees esto. El proceso, además, se está realizando completamente dentro de plazo tras su lanzamiento desde la Guayana Francesa, hace ya cuatro meses. Las anteriores fases supusieron hacer tareas por primera vez (como tomar varias imágenes superpuestas de una misma estrella). La séptima fase, sin embargo, consiste en una doble verificación de las tareas anteriores para que la precisión sea la máxima posible.
Mientras tanto, el Instrumento de Infrarrojos MIRI de abordo, que es crucial para la operatividad del telescopio, ya ha alcanzado su temperatura óptima de operatividad, algo que la NASA ya explicó a comienzos de este mismo mes. El James Webb examinará diversos objetos como planetas, asteroides o discos protoplanetarios usando infrarrojos, así que es vital que el MIRI funcione apropiadamente. Para ello su temperatura tiene que bajar hasta el punto de que los átomos dentro del detector dejen de vibrar. Esas vibraciones, llamadas “corriente oscura”, se incrementan en un factor de 10 por cada grado que sube la temperatura.
Los 18 espejos del James Webb también precisan enfriarse porque están confeccionados en berilio, un elemento que tarda mucho en enfriarse. “La temperatura de todos los espejos ya está por debajo de los 55 grados Kelvin (-218 grados Celsius) así que esperamos que el MIRI ya sea lo bastante sensible como para desempeñar las tareas científicas para las que fue diseñado. Cualquier enfriamiento adicional no hará sino aumentar su rendimiento”, explica en un artículo de la NASA Jonathan Gardner, científico del James Webb. “El equipo del telescopio espera que los espejos aún se enfríen entre 0,5 y 2 grados Kelvin más”.
En el futuro inmediato del telescopio el equipo espera poder medir cómo se calienta la nave dependiendo de su orientación al Sol. Esta medida se utilizará para corregir los posibles cambios en la precisión en función de su orientación. Las primeras observaciones del James Webb tendrán lugar este mismo verano.