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En esta ciudad mexicana hay tantos asaltos a trenes que las compañías están dejando de atravesarla

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Puedes pensar que los asaltos a trenes son una reliquia del pasado más propia de épocas como el salvaje oeste, pero no. Estamos en 2018 y la ciudad mexicana de Acultzingo se ha convertido en la nueva capital mundial de los robos ferroviarios. La situación es tal que está afectando en serio a algunas compañías.

Acultzingo está a unas cuatro horas al sudeste de Ciudad de México. Según Bloomberg, se trata de una comunidad empobrecida que subsiste casi totalmente gracias a la agricultura. Algunos habitantes de la ciudad han cambiado las labores en el campo o la ganadería por un negocio mucho más lucrativo: asaltar trenes. Los robos no distinguen unas cargas de otras. Se roba tequila, calzado, papel higiénico o neumáticos. La compañía Mazda es una de las más afectadas. Bloomberg explica:

Solo durante el año pasado hubo 521 crímenes contra trenes de carga en la ciudad. Buena parte de esos incidentes no guarda ninguna semejanza con los pequeños hurtos corrientes vistos en otras ciudades más grandes del norte de México (cosas como destrozar un vagón de tren o robar señales de ferrocarril). No, estos son asaltos masivos y muy bien orquestados que a menudo empiezan con un truco muy rústico pero efectivo que se remonta a los días del Salvaje Oeste: apilar rocas sobre las vías. Cuando el tren se para, pequeños ejércitos de ladrones suben a los vagones descarrilados en oleadas para sacar el máximo botín.

En las oficinas centrales de Mazda en Ciudad de México, los ejecutivos de la compañía están tan hartos de oír como los automóviles nuevos que atraviesan Acultzingo acaban despojados de muchas de sus piezas que han comenzado a realizar envíos por carretera pese a que ello supone un aumento del 30% en los costes de transporte.

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Se da la circunstancia de que los asaltos masivos de trenes se han multiplicado de manera salvaje en los últimos meses debido a un éxito policial. Las autoridades federales han logrado asestar un golpe mortal al tráfico ilegal de combustible, pero lo único que han logrado ha sido desplazar las actividades criminales hacia las vías del tren.

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Los métodos para parar los trenes varían pero casi siempre terminan con el tren descarrilado. En Veracruz llegaron a arrancar un trozo de vía. La situación se ha hecho especialmente insostenible para la industria automotriz. Aparte de Mazda, otro de los mayores afectados es Audi, cuya distribución en la región de Veracruz se ha visto severamente afectada. En las comunidades donde suceden esos asaltos los incidentes no se ven con particular desaprobación. “Los habitantes de esas ciudades argumentan que los ricos son cada vez más ricos y los pobres más pobres. Ven los asaltos como una especie de justicia social”, explica el analista político Alejandro Schtulmann. [vía Bloomberg]