Solo hay una palabra para describir los baños japoneses: futuristas. Se destacan por sus asientos térmicos, neutralizadores de olor automáticos y tapas que se enjuagan de forma autónoma cuando te acercas. Además de esto, los baños también tienen un aparato llamado el Otohime, que literalmente se traduce como “sonido de princesa”, algo que ha salvado la dignidad de miles de mujeres.
En realidad, el “sonido de princesa” que emite este aparato es el mismo que produce el váter cuando uno baja la cadena. Puedes encontrarlo a menudo en los baños de mujeres en Japón. ¿Alguno se atreve a adivinar por qué el Otohime es tan popular? La respuesta se encuentra en un proceso común que, para algunos, puede ser vergonzoso: los sonidos que emitimos cuando usamos el baño.
Debido a razones culturales, a las mujeres japoneses no les gusta que otros escuchen los sonidos de los procesos fisiológicos que emiten sus cuerpos. Antes de la introducción del Otohime, eran común que las mujeres bajaran la cadena del baño dos veces para ocultar estos sonidos. Esta práctica, no obstante, produjo consecuencias no intencionales. Básicamente gastaba mucha agua.
En los años 70, varias ciudades en Japón estaban pasando por tiempos de sequía. Esto inspiró a la empresa Toto, famosa por sus baños futuristas, a crear el Otohime. A lo largo de los años, el aparato se ha convertido en un componente básico en los lavabos japoneses. Se suele encontrar en la pared de los baños o instalado en el propio baño.
Puedes escuchar el Otohime aquí:
Algunas mujeres dicen que no solamente utilizan el Otohime porque ellas mismas sienten vergüenza, sino también por consideración de los demás.
“Yo estoy más preocupada por el disgusto que experimentarían otras personas si escuchan los sonidos que emito en el baño que por mi propia dignidad”, comentó una estudiante de 22 años de Tokyo.
Los japoneses siempre han sido particulares con respecto a los sonidos que emitimos los humanos en el lavabo. En el siglo XIX, las personas con altos cargos recurrían a una urna bronceada — cuyo diseño incluía una cabeza de dragón —llamada la Otokeshi-no Tsubo. Para ocultar lo que pasaba en el baño, retiraban el tapón de la urna, lo que causaba que un flujo de agua saliera de la boca del dragón.
Hoy en día, el Otohime no es el único aparato disponible para mantener la dignidad de los japoneses. También existen aplicaciones móviles y gadgets portátiles que cada uno puede llevar al baño.
[CNN y Japan Times]