
Si estás pensando en comprar tu primera impresora 3D probablemente ya te hayas hecho la pregunta del millón: ¿Filamento o resina? En casa tengo impresoras de ambos tipos, así que trataré de contestar a esa pregunta de la forma más sencilla y práctica posible.
Vaya por delante que esta no pretende ser una guía exhaustiva sobre todos los aspectos técnicos de la impresión en resina o en filamento (Semejante guía ocuparía varios tomos tipo enciclopedia), ni una lista de impresoras o marcas recomendadas. Simplemente voy a tratar de explicar desde la propia experiencia los pros y los contras de ambas tecnologías (algunos de ellos no tan evidentes a primera vista). De este manera al menos podrás acotar un poco tu decisión inicial si pretendes entrar en el fascinante mundillo de la impresión 3D.
Dos tecnologías, una misma función
Antes de entrar a explicar cada tipo de impresora es bueno familiarizarse con un concepto: las capas. Las impresoras 3D funcionan apilando capas y capas de material que se adhieren unas a otras hasta crear el modelo completo. Es, por usar un símil muy basto, como si vas apilando rodajas de chorizo hasta formar el chorizo entero. Para crear, por ejemplo, un cubo, lo que hace la impresora 3D es apilar muchos cuadrados hasta lograr la altura apropiada. Por supuesto, cuanto más complejo el modelo, más complejas son estas capas. Las capas se generan usando un tipo de aplicaciones llamadas slicers que, como su propio nombre indica, cortan en rebanadas el modelo 3D y preparan esas rebanadas para su impresión. Dicho esto...
Las impresoras de filamento o FDM (Fused Deposition Modeling) funcionan mediante un cabezal caliente que va fundiendo un hilo de plástico. Un pequeño motor se encarga de ir metiendo más hilo en el cabezal desde un rollo o bobina de gran tamaño (normalmente un kilo). Mientras tanto, una serie de motores van moviendo el cabezal en tres ejes de manera que forme el dibujo de cada rebanada de lo que sea que estamos imprimiendo. El cabezal dibuja pacientemente cada capa, y cuando la termina sube un poco y comienza a dibujar una nueva capa sobre la anterior. Imagina un repostero dibujando con una manga pastelera sobre un pastel y tendrás una idea muy aproximada de como funciona.
Las impresoras de resina se llaman también impresoras de estereolitografía (SLA) o Digital Light Processing (DLP). Aquí la materia prima no es un enorme rollo de filamento, sino una resina líquida fotorreactiva que se compra en botellas y que reacciona a la luz ultravioleta endureciéndose. En lugar de un cabezal que va fundiendo el hilo de plástico, lo que tienes aquí es una plataforma que se sumerge en un tanque lleno de esa resina. El tanque tiene el fondo transparente, y bajo él hay una pantalla LCD que solo emite imágenes en luz ultravioleta. Cuando la plataforma alcanza una altura determinada, la pantalla se enciende durante unos instantes con la forma que tiene esa capa, endureciendo la resina sobre ella. A continuación, la plataforma sube un poco para dejar entrar más resina líquida, vuelve a bajar, y la pantalla muestra el dibujo de una nueva capa que se endurece, pegándose a la anterior. Las impresoras de resina son un poco confusas porque en lugar de imprimir de abajo a arriba, lo hacen de arriba a abajo. Cuando terminan, el modelo 3D cuelga cabeza abajo de la plataforma.
Dicho esto, vayamos a las diferencias que pueden hacer que prefieras comprar un tipo u otro dependiendo de lo que quieras hacer.
¿Montada o sin montar?
Una de las cosas buenas que tienen las impresoras de resina es que vienen montadas. Normalmente solo hay que sacarlas del embalaje protector, instalar un par de piezas (cosa de cuatro tornillos), nivelar y listo. La cosa cambia en las impresoras de filamento. Depende mucho del fabricante y del modelo, pero lo normal es que las impresoras de esta tecnología vengan a medio montar para ahorrar espacio (montadas son enormes y frágiles). Eso significa que al abrir la caja te vas a encontrar una veintena de bolsitas y piezas metálicas y electrónicas de toda índole.


Hay algunos modelos que vienen completamente montados y listos para imprimir, pero son raros y más costosos. Asegúrate de averiguar cómo de montada viene la impresora que compras. Si es de las que más despiezadas vienen, busca en YouTube algún vídeo al respecto para tener una referencia adicional a las instrucciones de montaje. Reserva también unas cuantas horas. Las vas a necesitar.
La pre-producción
Ojalá imprimir un objeto en 3D fuera tan fácil como elegir el archivo y darle a imprimir. A la hora de crear el archivo de impresión hay que tener en cuenta muchos factores, pero hay uno en el que la impresión en resina se diferencia radicalmente de la de filamento: los soportes.
Si has visto antes un objeto recién impreso en una impresora de resina sabrás que a menudo está completamente rodeado de un tupido andamio de palitos verticales que lo sujetan desde diferentes puntos. Ese andamio se llama soporte, y junto con la pieza que sirve de base, llamada comúnmente balsa (raft), es crucial para que los objetos impriman bien y no se suelten de la plataforma de la que cuelgan.

Las aplicaciones de slicing para resina suelen tener opciones automáticas para añadir este armazón a un modelo que no lo tenga, pero ese proceso suele ser poco preciso. A menudo hay que dedicar un buen rato a revisar manualmente el andamiaje y añadir soportes en caso de que falten, ajustarlos para que sean más gruesos, o unirlos entre sí para que no se rompan. Un buen soporte marca la diferencia entre una impresión de calidad y una fallida, pero construir este andamiaje requiere de tiempo y cierta experiencia. De momento quédate con la idea de que para imprimir un objeto en resina es necesario pasar más tiempo preparando el archivo 3D delante de la pantalla. La mayor parte de las impresoras de filamento tan solo requieren una orientación adecuada y buena adhesión. Si llevan soporte este se genera de forma automática y requiere muy poca o ninguna revisión.
Tamaño de las impresiones
Hace unos años las impresoras de resina eran una tecnología bastante poco común. En consonancia, los modelos disponibles eran caros y tenían un volumen de impresión pequeño. Eso ha ido cambiando, y ahora hay impresoras de resina capaces de imprimir objetos bastante grandes a un precio muy competitivo en relación a sus primas de filamento.
En general, si lo que vas a imprimir son piezas muy pequeñas como figuras para juegos de mesa o de rol, imanes de nevera, o joyería, lo que necesitas es una impresora de resina sí o sí (ver el siguiente punto). Si, por el contrario, quieres imprimir objetos muy grandes la elección clara es filamento.
Calidad de impresión
Pongamos que no estás seguro del tamaño o que vas a imprimir cosas de tamaños diferentes (normalmente por partes). La segunda consideración a la hora de elegir resina o filamento es la calidad, y esta viene dada por la resolución a la que puede imprimir cada máquina.
No existe una cifra unificada para medir la resolución de las impresoras 3D. En las de filamento depende del software y de la boquilla que le pongas (que define como de grueso es el filamento que forma cada capa. En las de resina depende de la resolución de la pantalla y de la altura de cada capa, pero solo este dato debería darte una pista. De nuevo, y si hablamos en general, las impresoras de resina tienen mucha mejor calidad de impresión (o resolución, si prefieres ese término) que las de filamento. Si vas a imprimir piezas con muchos detalles diminutos como figuras de acción, resina es probablemente lo que buscas.
Rapidez de impresión
De entrada, las impresoras de resina imprimen cada capa de una sola vez. En las de filamento, por contra, el cabezal debe irse moviendo de un lado a otro hasta completar el dibujo. Ya solo por eso las de resina son más rápidas en imprimir la misma pieza, al menos sobre el papel.
Pero la velocidad exacta depende completamente de las características de cada objeto y de los ajustes de resolución o relleno que elijas, pero un modelo que tarda 40 horas en imprimirse en una impresora de filamento puede completarse en solo 8 en una de resina con ajutes muy similares (y mejor calidad). Hablamos, por supuesto de tiempo de impresión única y exclusivamente. Cada tecnología tiene diferentes tiempos de preproducción, y de post-produción (ver más abajo)
Ruido
Las impresoras de resina hacen un poco de ruido al funcionar porque hay un motor haciendo subir y bajar la plataforma de impresión, pero la campana que protege tus ojos de la radiación ultravioleta apantalla un poco ese ruido. En las de filamento, generalmente abiertas, la contaminación auditiva se multiplica porque normalmente hay tres motores funcionando al unísono. Eso por no mencionar los ventiladores que mantienen el cabezal y la electrónica interna refrigerados.

Hay modelos más silenciosos que otros, pero tener una impresora de filamento supone vivir con un chirrriiiiichirrriiiiiiichirrriiiiii de fondo. Uno se acostumbra, pero la gente que viva contigo puede tener otra opinión menos positiva del tema.
Peligrosidad
Espera... ¿Has dicho peligrosidad? Sí. Hasta ahora todos los apartados parecen favorecer a la resina, ¿verdad? Sin embargo, hay una razón que hace que mucha gente prefiera una impresora de filamento sobre una SLA. Esa razón es que la resina es... tóxica.
La resina fotosensible es irritante como lo son la mayor parte de barnices y pinturas sintéticas que puedes comprar en una ferretería. No es que sea letal, pero hay que manipularla con guantes, mascarilla y gafas protectoras, y evitar el contacto con la piel. Para rematar, las impresoras de resina emiten partículas contaminantes al aire cuando funcionan. Es por eso que no puedes tener una impresora de este tipo funcionando a tu lado a menos que tengas buenos purificadores de aire y mucha ventilación. Es lo mismo que te recomendarían si barnizas una silla. Existen algunas resinas modernas elaboradas con plantas como la soja. Huelen menos y emiten menos partículas, pero siguen siendo algo que harías bien en no respirar a diario.

Las impresoras de resina tienen otro peligro añadido, aunque este es menor. La pantalla emite luz ultravioleta intensa que puede dañar tus ojos. Es la razón por la que todas ellas levan una campana de plástico transparente coloreado (normalmente amarillo o naranja). Es para bloquear la radiación UV. La buena noticia es que las impresoras no funcionan si detectan que la tapa no está puesta, así que su peligrosidad aquí es como la del láser de un lector de Compact Disc.
Las impresoras de filamento son mucho menos nocivas que sus contrapartidas de resina. Es cierto que imprimen en muchos más materiales y que algunos son más tóxicos que otros (el ABS también emite partículas y un fuerte olor). Sin embargo, el filamento más extendido está hecho de PLA, que es un plástico de origen vegetal biodegradable, inodoro y no tóxico. Si tienes niños y quieres iniciarlos en la impresión 3D, las de filamento son la elección ideal.
Mantenimiento
El mantenimiento de una impresora de filamento es mucho mayor. En los casi dos años que llevo con la mía (imprimiendo todos los días) tengo que desatascar la boquilla más o menos cada mes, y cambiarla completamente cada tres meses. El tubo por el que corre el filamento ya lo he cambiado dos veces, y algo me dice que el extrusor (el pequeño motor que introduce el filamento) habrá que cambiarlo pronto. Tener una impresora 3D acaba haciendo que tengas ciertas nociones rudimentarias de mecánica y electrónica.

En las impresoras de resina hay muchas menos partes móviles, por lo que hay menos mantenimiento. Lo peor que puede pasarte es que maltrates el depósito y el fondo transparente acabe nublado, en cuyo caso simplemente lo cambias por otro (se instala con dos tornillos).
El infierno de la postproducción
Incluso aunque no quieras dar a tus objetos acabados profesionales que impliquen lijar, dar masilla, volver a lijar, aplicar un tapaporos, lijar otra vez, e imprimar el modelo (No, no estoy bromeando. ¡Ojalá!) la impresión 3D tiene cierta postproducción inevitable, y esa postproducción varía mucho entre filamento y resina.
En una impresora de filamento, lo que hay que hacer cuando acaba es despegar el modelo de la cama (a veces se puede hacer con la mano y otras hace falta una espátula). Después hay que quitarle el soporte (salvo casos especiales no suele ser muy complicado) y revisar que no tenga errores. Eso es todo. Ya puedes pegarlo a otras piezas o pintarlo.
En una impresora de resina el fin del proceso de impresión es el comienzo de un meticuloso calvario. Primero hay que despegar el objeto de la plataforma (recordemos, siempre con guantes y mascarilla) y lavarlo cuidadosamente frotando con un cepillo para quitarle la resina líquida no curada que aún lo baña. Para eso necesitas alcohol, aunque ya hay muchas resinas que se pueden lavar con agua y te las recomiendo encarecidamente. También existen máquinas de lavado (literalmente pequeñas lavadoras) que hacen este trabajo por ti con solo meter el modelo en un depósito, echarle agua (o alcohol) y dejarlo funcionar.
Mientras lavas el modelo 3D (a mano o a máquina) debes dejar el depósito de resina escurriendo para vaciarlo y después limpiarlo amorosamente con un paño suave. La resina líquida sobrante se filtra con un pequeño colador y se devuelve a la botella.
Ya tenemos el objeto impreso limpio y seco. Es hora de quitarle los soportes con ayuda de unas pequeñas tijeras. Una vez libre de sus andamios lo siguiente es... curarlo. Sí, las impresoras de resina fotosensible endurecen la resina lo suficiente como para que el objeto se sostenga solo, pero para endurecerse del todo necesita más luz UV. Puedes dejarlo al sol un día, o recurrir a una fuente artificial de luz ultravioleta. ¿Te había dicho ya que durante todo este tiempo, la resina a medio curar sigue siendo tóxica? Las mismas máquinas que lavan los modelos también tienen LED ultravioletas que los curan. Si vas a usar una impresora de resina de manera habitual son una compra casi ineludible.
La cara B de todo esto es que las impresoras de resina dan muchísimo trabajo de limpieza al acabar, sí, pero a cambio producen un acabado con una calidad mucho más elevada. Si quieres un acabado similar en impresiones de filamento hay que lijar la pieza e imprimarla, y solo eso te va a llevar tanto tiempo como la limpieza de resina. Al final nadie se libra del infierno de la postproducción.
Precio
Una buena impresora de filamento con la que empezar cuesta alrededor de 200 euros. Una buena impresora de resina con la que empezar cuesta lo mismo (con menos volumen de impresión). En lo que sí hay algo de diferencia es en la materia prima. Un rollo de PLA de un kilo ronda los 20 o 25 euros. La mima cantidad de resina líquida cuesta entre 30 y 40 euros.
En resumen
Se suele decir que las impresoras de filamento son más fáciles de usar, pero no estoy de acuerdo del todo con esa idea. Imprimir es más fácil y menos engorroso, sí, pero el mantenimiento y la postproducción son mucho más exigentes. Elijas la impresora que elijas, tu camino no ha hecho más que empezar. A partir de aquí vas a tener que familiarizarte con diferentes tipos de materiales, con los ajustes básicos de impresión de la máquina que elijas, y con el software de cada una. Si quieres un resumen básico de lo que es imprimir con impresoras de filamento, no te pierdas nuestro especial al respecto. A continuación te resumimos los puntos arriba explicados para que te sea más fácil decidir:
Impresoras de filamento
- Requieren más montaje inicial (según modelo).
- Su desgaste y mantenimiento son mayores.
- Preparar el objeto para imprimir es fácil.
- Son más lentas imprimiendo.
- El objeto impreso sale prácticamente listo para usar.
- Imprimen objetos más grandes.
- La resolución de impresión es de calidad media.
- La materia prima es más barata.
- Son ruidosas, pero no suelen implicar materiales peligrosos.
Impresoras de resina
- Apenas requieren montaje inicial.
- Su desgaste y mantenimiento son mínimos.
- Preparar el objeto para imprimir es complejo.
- Son más rápidas imprimiendo.
- El objeto impreso requiere de un complejo proceso de lavado y curado antes de poderlo usar.
- Imprimen objetos más pequeños.
- La resolución de impresión es de una calidad excelente.
- La materia prima es más cara.
- Son muy silenciosas, pero emplean materiales peligrosos y despiden olor.