
Elon Musk, con su proyecto Neuralink, no es el único pez gordo de la tecnología que cree que algún día no muy lejano conectaremos nuestro cerebro a una máquina, Gabe Newell, el fundador de Valve, también cree que el futuro de los juegos pasa por una interfaz neural, y su empresa ya está trabajando en ello.
En una interesante entrevista concedida a la cadena neozelandesa 1 News, Newell ha desgranado algunas de sus ideas (y sus preocupaciones) relativas a este tipo de conexiones. El presidente de Valve reconoce que la idea de usar una interfaz conectada directamente a nuestro cerebro es, hoy por hoy, pura ciencia ficción, pero advierte a los desarrolladores que ignorar un campo como ese sería un error estúpido.
Llevado a los videojuegos, Newell cree que una interfaz neural podría proporcionar una experiencia como nunca se ha visto en los juegos actuales. “El mundo real parecería plano y en blanco y negro en comparación con las experiencias que podrían crearse en el cerebro de las personas”, explica.
Por supuesto, semejante tecnología no está exenta de riesgos. La idea de hacer que alguien experimente dolor de algún tipo al ser golpeado en un videojuego, por ejemplo, es realmente polémica. Al presidente de Valve le preocupan también las cuestiones de seguridad inherentes a una plataforma de ese tipo:
Nadie quiere que algún día podamos decir: “¡Oh! ¿Te acuerdas de Bob? ¿Te acuerdas cuando lo hackearon con aquel malware ruso? Fue horrible ¿Sabes si sigue corriendo desnudo por el bosque?”. No, la gente va a necesitar la garantía de que esos sistemas conectados a su cerebro son seguros y no van a tener riesgos para su salud ni a corto ni a largo plazo.
¿Cuándo podremos ver una interfaz semejante creada por Valve? Desde luego no pronto. La compañía trabaja ahora mismo en la creación de software de código abierto que controle periféricos sujetos a la cabeza (por fuera) de manera que puedan entender las ondas cerebrales del jugador. El objetivo ahora mismo no es que podamos movernos por Half-Life usando solo la mente, pero sí que los juegos puedan hacer cosas como detectar nuestro estado de ánimo o nuestra frustración y ajustar la dificultad del juego en consonancia. Aún es pronto para pensar siquiera en un juego con semejante periférico, pero Newell asegura que están aprendiendo a un ritmo muy rápido y que este tipo de interfaz es solo una cuestión de tiempo. [1News vía The Verge]