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Hablamos con los devotos de la Santa Muerte: aquellos que rezan a la muerte en sí misma

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El número de creyentes de la Santa Muerte ha crecido explosivamente en los últimos tiempos. Esta devoción no católica de origen mexicano que ya ha llegado hasta los Estados Unidos y Centroamérica, rinde culto a una figura esquelética con una guadaña en la mano. Le rezan a la muerte misma y afirman que está “con nosotros”.

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Con de 10 a 12 millones de devotos, sobre todo en México, y también un número significativo en los Estados Unidos y Centroamérica, La flaca, La niña, La blanca, Ángel de la muerte o simplemente la Santa Muerte, en sí, no es ninguna santa, pero muchos, si no la mayoría de sus seguidores, se llaman a sí mismos católicos.

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Sus oraciones coinciden con las cristianas (le rezan ‘Padres Nuestros’, por ejemplo), sin embargo, la adoración a la Santa Muerte ha sido condenada por la Iglesia. No es una santa en el sentido estricto católico, aunque su nombre indique lo contrario. Es una devoción mágica, como mucho, con ciertos paralelismos en algunos casos con las sectas o la brujería.

Santos, después de todo, son personas que estuvieron vivas en algún momento, al menos así es de acuerdo con la Iglesia católica, y la muerte es un suceso, no una persona. “Se quedan siempre sorprendidos cuando les dices que no puedes bendecir su muñeco”, afirma el padre Sánchez, exdirector del Ministerio Hispano de Arquidiócesis de Chicago.

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De dónde proviene exactamente esta divinidad no está muy claro. Expertos han encontrado paralelismos entre la Parca, una forma femenina del Grim Reaper (esqueleto con una guadaña) que los españoles que evangelizaron América llevaron al Nuevo Mundo, y Mictecacihuatl, la diosa azteca de la muerte.

Así, la figura esquelética podría ser un híbrido de las dos y, teniendo en cuenta que una de las tradiciones más importantes y arraigadas en México es el Día de Muertos, y que aquí no es un día para el luto, sino todo lo contrario, un día lleno de festejos, celebrar la muerte como símbolo no se ve en principio como una cosa tan rara en este país.

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De todas formas, lo que sí es seguro es que comenzó a obtener más atención en la década de los 80 como patrona de los criminales, de los narcos, de las venganzas de muerte y las promesas de amor. Se dice que es la protectora de los asesinos y que estos la acogieron porque, a cambio de “llevarle almas”, ella los protege y les hace favores.

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De todas formas, los dos principales atractivos de la Santa no tienen que ver con la protección. Sus adeptos la ven como una divinidad que no juzga, y que por lo tanto puede ser invocada para algunas peticiones no tan santas que otras divinidades no atenderían, y que en última instancia “siempre se cobra todo”, por lo que es supuestamente imparcial y actúa como señora de la justicia: da igual qué hicieras, cuánto tengas o quién seas, a ella no le importa, te va a llegar por igual”.

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Sus seguidores, por supuesto, no están muy de acuerdo con esa fama tan negativa: “Mi Santa muerte no es diabólica, ni mucho menos satánica, o los sobrenombres que le da la gente que no la conoce. Mi santísima muerte es puro amor, mi reina, mi madre, mi todo en esta vida”, afirma para Gizmodo en Español Arelys Vazquez, protagonista de la película documental “La Flaca”, que precisamente se dedica a explicar este culto y a su comunidad.

En general, tal y como relata Arelys, hay otra forma de verlo. La divinidad resulta atractiva para los incomprendidos, los marginados y para todos aquellos a los que la sociedad les ha dado de lado. Se ha convertido una figura de compasión y de igualdad para transexuales, trabajadores pobres, prostitutas, emigrantes, personas que no siempre siguieron a raja tabla la ley o cualquier persona discriminada que viva fuera de los modelos impuestos y que siente que otros santos no se fijan en ellos.

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Cualquiera que necesitó una ayuda realmente desesperada y casualmente la logró, empezó a creer: “Por lo que veo en los devotos su fervor hacia ella viene de que, en algunos momentos inexplicables, le hacen peticiones y se las concede. Ahí es cuando los devotos ven que ella les concedió algo, un milagro que no lograron en otros lugares donde fueron a pedir”.

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Podría pensarse que sus adeptos llevan su culto en clandestinidad e íntimamente dado lo llamativo de su creencia, pero no es el caso. Iglesias dedicadas a ella se han abierto en Los Ángeles y algunas de las ciudades más importantes del suroeste de EE.UU. La más famosa de este país la regenta precisamente Arelys; quien es pionera desde hace 11 años en Nueva York: “Hacemos una celebración anual que se lleva acabo el segundo sábado del mes de agosto”, comenta. “En Jackson Heights, Queens, a partir de las 6 pm”.

“El culto está creciendo aquí. Vienen de diferentes partes de USA en peregrinación, de Chicago, Florida, Massachusets, Carolina del Norte y Sur, Atlanta, Michigan, Indianapolis, Texas… entre otros estados. Cabe mencionar que también nos visita la Sra. Enriqueta Vargas, quien es alguien muy importante para el culto en Mexico y a veces vienen mexicanos”.

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Enriqueta Vargas, apodada La “Madrina”, es a su vez la fundadora del templo que se encuentra en Tultitlán, en el Estado de México, el más grande del mundo, y que alberga una imagen de la divinidad de 22 metros de altura.

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Ella asumió el liderazgo del “Templo Santa Muerte Internacional” después de que su hijo de 26 años, el “Comandante Pantera”, muriera trágicamente en un tiroteo en el 2008, actualmente es la líder espiritual más importante a nivel nacional del culto.

Por otra parte, en México también se encuentra otra eminencia, llamada Eva Moreno. Esta señora difiere un poco de las anteriores pues se denomina a sí misma ‘bruja’ y dice hacer ‘trabajos’ rezando a esta ‘santa’ porque tiene un supuesto pacto con ella.

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Se la nombra porque su popularidad va más o menos a la par, sobre todo en Internet, pero los trabajos de esta señora son de pago y versan más bien sobre “amarres de amor, mal de ojo, limpiezas, endulzamientos y encantamientos” todos de los más inverosímiles. Para muestra imaginativa, uno de estos amarres de amor, el proceso, se hace con unas bragas usadas.

Video: Enriqueta Vargas.

En conclusión, podría decirse que el culto tiene algunas inconsistencias, más de las que a cualquier otro dogma se le pueden argumentar. Puedes ser católico o creer en esta divinidad, cuestión de gustos, pero creer en las dos a la vez es contradictorio. También puede que sea la “señora” de los malvados o puede que no (al fin y al cabo qué culpa tiene el culto y sus seguidores de que los asesinos decidieran creer en él), pero decir que imparte justicia y que a su vez no juzga es como mínimo un error de formulación.

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Sin embargo, y al final, con excentricidades y contradicciones o sin ellas el culto a esta divinidad no para de expandirse. La muerte en sí misma para algunos puede ser adorada y celebrada, y tienen claro que su “santa” está aquí para quedarse.