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La lista de todos los eventos apocalípticos que el ser humano se ha inventado explica por qué al final alguno acabará acertando

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Seguramente conoces algunas de las profecías apocalípticas que anunciaban el fin del mundo. Las hay de todos los tipos y para todos los gustos y creencias, aunque sólo se dan dos posibilidades: o no han acertado, o no se ha llegado a la fecha anunciada. Esta es la razón por la que alguna acabará acertando.

Nostradamus, el mismo Newton, Leonardo Da Vinci, el legendario Rasputín… todos ellos son nombres históricos que en algún momento de su vida se aventuraron a predecir el final de la humanidad. Algunos apoyados en alguna base científica, otros, la mayoría, apoyados únicamente en el poder de la imaginación humana.

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Lo cierto es que, sorprendentemente, estas ganas de adivinar cuando se pondrá punto y final no son nuevas. De hecho, se remontan prácticamente al comienzo de la civilización humana moderna, fechas pronosticadas para eventos predichas por individuos o grupos notables que resultarían en la extinción de la humanidad, un colapso masivo o total de la civilización, la destrucción del planeta o incluso del universo entero (estos últimos los menos).

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Para ello, vamos a dividir algunos ejemplos en dos tipos de predicciones, las asociadas con la religión, y las elaboradas por científicos. Como veremos, la lista explica perfectamente por qué es cuestión de tiempo que una predicción del “fin del mundo” acabe acertando. Básicamente, el hombre se ha pasado toda su existencia narrando el final, así que de haber uno, diría que alguien acabará acertando.

Año 741 a.C, un grupo de eruditos de Roma asustaron a la población. Decían que el Imperio Romano iba a ser destruido 12 años después de su fundación (en el 753 a.C). En este primer caso, ya tenían incluso un mito: 12 águilas le habían revelado a Rómulo un número que representaba la vida de Roma.

Pasó el “fatídico” año y los romanos veían que seguían con vida. ¿Qué hicieron? Algo muy propio de la historia de la civilización humana, reinterpretar sus propios argumentos para seguir creyendo en la misma historia. De esta forma, supusieron que cada águila representaba una década (10 años), por lo que Roma sería destruida después de 120 años de su fundación.

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Lo que ocurrió ya lo sabemos también. Tampoco se cumplió la maldita profecía y, claro, había que volver a mirar bien las notas. Entonces creyeron que el número místico representaba el número de días en un año, por lo que esperaban que Roma fuera destruida en el 389 a.C.

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Saltamos en el tiempo algunas décadas para entrar en la era “después de Cristo”. En el año 90 Clemente de Roma se convirtió en uno de los primeros papas de la iglesia católica que profetizó el fin del mundo. En el 375, el obispo católico Martín de Tours afirmó que el mundo se acabaría antes del año 400. “No hay duda de que el anticristo ya ha nacido. Aunque ya está firmemente establecido en sus primeros años, después de llegar a la madurez alcanzará el poder supremo”, llegó a decir.

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Volvemos a saltar varios siglos para llegar al 992. El Viernes Santo coincidió con la fecha de la Anunciación de María, y se corrió el rumor de que en un día coincidente así nacería el Anticristo y, por tanto, el Fin del mundo sucedería antes de los tres años.

Unos años después, se producía el conocido como el apocalipsis milenarista al final del primer milenio cristiano (1 de enero del 1000). Varios clérigos y místicos cristianos creyeron el fin del mundo en esta fecha. Por cierto, en realidad se habría cumplido hacía siete años si Cristo nació en el 7 a.C. aproximadamente. 

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En junio de 1523, los más prestigiosos astrólogos de Inglaterra predijeron que el mundo terminaría a partir de una inundación que comenzaría en Londres. En esa fecha, unos 20.000 londinenses abandonaron sus hogares y se dirigieron a terrenos más altos. Luego llegaron nuevos mitos sin salir de Londres. En 1666, la paranoia del número de la bestia y el gran incendio de Londres hizo pensar a muchos que este sería el año del fin del mundo.

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En 1806, también en Inglaterra (Leeds), una gallina empezó a poner huevos que tenían grabada la frase en inglés Christ is coming (Cristo viene). Obviamente, luego se descubrió que era un bulo; el bromista había escrito la frase con tinta y reinsertado los huevos en la gallina, pero aquello sembró el caos durante días. 

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Lo cierto es que podríamos seguir durante horas, el Juicio Final en los oráculos modernos, el juramento de sangre de Adolf Hitler (también), ejércitos de Satanás, el oráculo de Delfos, el tercer Anticristo…. Y no sólo eso, Newton propuso, basando sus cálculos en datos del bíblico Libro de Daniel, que el apocalipsis podría ocurrir después del 2060, y a Nostradamus, según como se le quiera interpretar, tiene hasta el 3797 para acertar.

Por otro lado, y dejando de lado la vertiente religiosa de las predicciones de apocalipsis, la ciencia también tiene algo que decir. Varios grupos de investigadores de todo el mundo han teorizado fechas estimadas para posibles eventos naturales que podrían poner en peligro la vida o la existencia en la Tierra, con la fecha prevista más próxima en aproximadamente 300.000 años a partir de ahora.

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En ese caso, el profesor y astrofísico Peter Tuthill propuso que para esa fecha, la estrella WR 104 puede explotar en una supernova. El hombre sugiere que puede producir una explosión de rayos gamma que podría representar una seria amenaza para la vida en la Tierra si sus polos se alinean hacia la Tierra.

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Doscientos mil años después, 500 mil desde ahora, el filósofo Nick Bostrom dice que la Tierra probablemente sea golpeada por un asteroide de aproximadamente 1 km de diámetro (suponiendo que no se pueda evitar). Bostrom predice que: “Para causar la extinción de la vida humana, el cuerpo impactante probablemente tendría que tener más de 1 km de diámetro (y probablemente 3 - 10 km)”.

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La conocida como Geological Society dice que en un millón de años desde ahora, la Tierra probablemente haya sufrido una erupción supervolcánica lo suficientemente grande como para “vomitar” kilómetros de magma, un evento comparable al de la superupción de Toba hace 75.000 años.

Hay predicciones con datos científicos que nos podrían llevar hasta más allá de 22 mil millones de años desde ahora, en cuyo caso el fin del universo se describe con la teoría del Big Rip, aunque para ello habría que mirar qué cantidad de materia oscura hay en el universo, “si el universo contiene suficiente energía oscura, podría acabar en un desgarramiento de toda la materia”.

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Dicho esto, nadie ha sido capaz de predecir cuando será el fin del mundo, pero es muy probable que si ocurre, y si hacemos caso a la historia reciente, alguien se llevé los honores de haberlo “adivinado”. Alguno acabará acertando. [Wikipedia]