Al parecer, el asteroide fue visto dos horas antes del impacto por Krisztián Sárneczky en el Observatorio Piszkéstető en el norte de Hungría. Sus datos se enviaron a la cámara de compensación del Centro de Planetas Menores para mediciones de pequeños cuerpos celestes, y se publicaron en la Página de Confirmación de Objetos Cercanos a la Tierra del Centro.

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Con solo 40 minutos de datos, Scout pudo usar estas medidas para determinar la trayectoria de 2022 EB5 y alertar al Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) y a la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA. Después de que el asteroide impactara en el momento previsto, los detectores de infrasonidos confirmaron su fragmentación en la atmósfera. Según explicó el investigador Davide Farnocchia:

Scout tenía solo 14 observaciones durante 40 minutos de un observatorio para trabajar cuando identificó por primera vez el objeto como un impactador. Pudimos determinar las posibles ubicaciones de impacto, que inicialmente se extendieron desde el oeste de Groenlandia hasta la costa de Noruega. A medida que más observatorios rastrearon el asteroide, nuestros cálculos de su trayectoria y la ubicación del impacto se volvieron más precisos.

Por cierto, la NASA ha confirmado que si el asteroide hubiera sido más grande, habría sido posible detectarlo y rastrearlo mucho antes y a una distancia mucho mayor. [NewAtlas]