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La primera película de Ataque a los Titanes es un terrible despropósito

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Ataque a los Titanes es una serie de mangas y anime tremendamente popular. Hacer una película con actores reales era, en muchos sentidos, un intención clara por seguir con esa tendencia. En su lugar, lo que hay es un acto de pillaje desesperado basado en un universo al que no le hace justicia.

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Es la primera entrega de una serie de dos películas de Ataque a los Titanes dirigida por el japonés Shinji Higuchi, y a la que seguirá otra titulada: Ataque a los Titanes: El Fin del Mundo allá por septiembre. Muy al estilo Kill Bill, sí, pero las referencias se acaban aquí. Shinji Higuchi no es Quentin Tarantino, por desgracia.

Lo tiene todo, y a la vez no tiene nada

Superficialmente hablando, la película de Ataque a los Titanes se parece, lo has adivinado, a una película de Ataque a los Titanes. Tiene el nombre y tiene el logo. Tiene una ciudad amurallada. Tiene Titanes. Tiene a toda la gente. Tiene incluso personajes cuyos nombres encontrarás en el original, haciendo las mismas cosas que hacen en el original. Por fuera parece ser exactamente una película de Ataque a los Titanes. Pero no lo es.

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Cuando salíamos del cine IMAX este fin de semana, mi hijo mayor que es un gran fan del Ataque a los Titanes original, comenzó a criticar los numerosos cambios que con la excusa de ser una película, se han realizado con respecto al manga. Y hay muchos. El peor para él, y para mí también, es que los cambios no han hecho que Ataque a los Titanes sea mejor, sino mucho peor. Yo añado: no es sólo que los cambios hacen que la película no funcione como una adaptación, es que no funciona como película. Sin más.

La cuestión es que no deberíamos agitarnos cada vez que los creadores de una película hacen cambio que mejoran su esencia, al contrario, debemos hacerlo en ocasiones como esta, cuando el resultado es mucho peor.

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La película comienza con una sucesión de escenas que son dolorosamente melodramáticas, mal actuadas y llena de diálogos terribles. Pasado ese punto, el resto de la proyección estuve sentado en el asiento preguntándome simplemente por qué no me levantaba y me iba. Y cuando crees que las escenas iniciales no pueden ser peor, entonces entra en acción un poco de música folclórica a piano y violín para intentar insuflar algo de vida en unos actores que, simplemente, están perdidos por completo.

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Y ellos no eran los únicos. Yo también me encontré perdido a mi manera. Lo mejor del manga y el anime de Ataque a los Titanes es que el mundo en el que transcurre se siente vívido, real. Te llega una fuerte sensación de ubicación, de credibilidad. Y eso no ocurre en la película. Su director no tiene la confianza suficiente como para trasladar tu mente a ese mundo.

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A pesar de la decisión de hacer a los personajes de Ataque a los Titanes japoneses en lugar de alemanes o europeos, la película bien podría estar ambientada en Alemania. Y en la Alemana medieval, además, una vez comienza la película, vemos una ciudad que parece salida directamente de un juego RPG, con ropas y ambientaciones medievales envolviendo a gente japonesa.

La terrible banda sonora

Y sobre eso, aparece la banda sonora, que es a ratos clásica, a ratos coral y a ratos guitarras eléctricas desbarrando durante las escenas de lucha. No recuerdo haber visto nunca una película con una banda sonora tan discordante, extraña y no acorde con lo que sucede en la pantalla. Es tan mala que distrae. En Battle Royale, por ejemplo, la música ambienta toda la película. Aquí la destruye.

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Más tarde, una vez avanza la película, esta transcurre en un área de apartamentos japoneses destrozados. Claramente es Hashima Island (también conocido como “Gunkanjima” o “Battleship Island”). Es un sitio popular de Japón, cualquier japonés que lo vea lo reconocerá al instante. Es una isla famosa por haberse convertido en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, un hecho rodeado de gran controversia porque es uno de los primeros lugares industrializados en Asia.

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Con todo, la película no está interesada en la historia detrás de la isla (ni siquiera la menciona de paso). Ni siquiera utiliza su periferia amurallada para contar algo relevante en la historia. Para nada. Simplemente interesa para mostrar apartamentos abandonados. Cosmética pura. Eso es todo.

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No hay un solo cambio bueno ¿en serio?

No es solo que los cambios sean raros a veces. Es que arruinan el tono. Parte de la controversia alrededor de la isla consisten en acusaciones de usar mano de obra forzada. En la película, la brigada de policía militar va vestida con unos uniformes negros con banda roja en el brazo al más puro estilo de las SS Nazis. El cambio canta a lo lejos porque el uniforme de la brigada de policía militar en el manga y el anime tiene este otro aspecto.

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Foto: Attack on Titan Wikia

¿Están sugiriendo que la brigada de policía militar es tan brutal como las SS? Si es así, desde luego no se aprecia en el film. Habrá que rascarse otra vez el bolsillo para ver la segunda parte. ¿Es solo otro ejemplo más del fetichismo japonés hacia los uniformes militares alemanes, o un préstamo estético tomado de las referencias que apuntan a que la historia original transcurre en Alemania? Esta es precisamente la razón por la que está película no funciona en solitario. Envía señales contradictorias. La narrativa no es lo bastante hábil como para manejar bien esas sutilezas. ¡Demonios! Bastantes problemas tiene intentando lidiar con los ataques de los titanes de una manera convincente.

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La policía militar es corrupta en el manga, pero de ahí a las SS hay un trecho. Foto: DMKT

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Por si las bandas rojas no eran lo bastante directas, han añadido unas banderas rojas.

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Todo en la película es superficial. El título reza Ataque a los Titanes, y hay personajes cuyo nombre he visto en el anime de Ataque a los Titanes, pero no son los mismos personajes. Los momentos clave en el manga o el anime son descartados. Las motivaciones de los personajes se cambian, se disipan o se modifican completamente. Lo que mueve a los protagonistas no se muestra o es que se lo han dejado justo en la parte del guión que cortaron.

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Tomemos como ejemplo a Mikasa. En el manga, es la última persona asiática sobre la faz de la Tierra, algo que probablemente les llegó al alma a los lectores japoneses. En la película es solo otro personaje japonés en un reparto lleno de personajes japoneses. Por si eso no fuera suficiente (aparentemente no), la escena clave de ella y su bufanda se ha cambiado tanto que juega en contra de la esencia del personaje. Una de las líneas de diálogo más importantes del manga se ha recortado en el film, de nuevo en contra del personaje.

“Los productores estaban dispuestos a correr todo tipo de riesgos estúpidos”

Una de las pocos redaños que le concedo a la película de Attack on Titan es el haber prescindido de Levi, que probablemente es el personaje más popular de la saga. Más allá de si era una buena idea o no, demuestra que los productores estaban dispuestos a correr todo tipo de riesgos estúpidos.

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La película solo se empieza a poner un poco interesante cuando aparecen los titanes. Los efectos generados por ordenador no son geniales, pero afortunadamente la película cuenta con actores reales caracterizados como titanes. El director Shinji Higuchi se labró un nombre como uno de los mejores maestros en efectos especiales, e hizo un trabajo brillante en las películas de Gamera de los años 90 que repite aquí con los titanes sembrando el caos. Algunas de las secuencias iniciales están rodadas como si fuera una película de terror, con el aliciente de un nuevo titán especialmente creado para el film.

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La película de Ataque a los Titanes viene de Toho. Ya sabes, el estudio que ha traído al mundo a Godzilla. Hasta hay escenas al final de actores peleando con trajes en una ciudad en miniatura. Es lo que Toho hace mejor, y se nota. Las escenas son mucho más emocionantes que cualquiera de los efectos del film. Ataque a los Titanes es, en esencia, una película de monstruos y eso es lo que todo el film debería haber sido: actores con trajes de latex destruyendo edificios pequeñitos, no gráficos generados por ordenador.

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Es una pena, porque casi parece que el director Shinji Higuchi estaba más interesado en grabar a los actores vestidos de titanes. Sí, lo se, yo también estaba más interesado en verlos, pero algo no funciona cuando las mejores interpretaciones del film son las de los titanes. Los devaneos de los humanos de la película son despreciables o, lo que es peor, aburridos. Gran parte de la culpa la tiene el haber forzado el rating de la película para que pudieran verla los mayores de 12 años.

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La historia de amor es plana y está metida con calzador. Probablemente a algún ejecutivo de un estudio japonés le pareció muy bien meterla para que las parejitas también pudieran acudir a ver Ataque a los Titanes.

Hay una gran película sobre Ataque a los Titanes esperando a que alguien la haga. Esta, desde luego, no es. Quizá lo sea su secuela.

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Imágenes: Toho

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