Seguro que a estas alturas ya habréis oído las numerosas críticas que están recibiendo los organizadores de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi: retretes biplaza, obras inacabadas, falta de nieve... Las autoridades rusas están enfadadas con los jocosos comentarios de la prensa internacional, y quieren dejar claro que, al menos, las cámaras de videovigilancia de las duchas de los hoteles funcionan perfectamente. ¡Espera!... ¿Qué?
En la que podríamos calificar como la mayor pifia de comunicación en lo que va de año, el viceprimer ministro ruso Dmitry Kozak (en la foto) ha cargado contra los periodistas que critican Sochi, a los que acusa de difundir falsa información para desacreditar a Rusia. Para ilustrar (suponemos) las sospechosas actividades de estos visitantes criticones y el buen funcionamiento de las instalaciones, Kozak ha añadido:
Tenemos cámaras de videovigilancia en los hoteles que muestran cómo hay personas que hasta abren el agua de la ducha, dirigen el chorro hacia al pared, y se van de la habitación durante todo el día.
Antes de que Kozak pudiera aclarar nada más o algún periodista profundizara en esto de la existencia de cámaras en las duchas, uno de sus asistentes ha intervenido, invitando a los presentes a visitar el centro de prensa. Más tarde, un portavoz del gobierno ha explicado que no hay ningún tipo de cámaras en las habitaciones de los hoteles de la Villa olímpica, y que Kozak seguramente se refería al minucioso sistema de vigilancia por el que han pasado los edificios durante su construcción y limpieza.
Posiblemente, la cuestión sea solo una metedura de pata olímpica por parte del viceprimer ministro, pero tampoco resultaría raro encontrar cámaras en sitios indeseados a tenor del férreo dispositivo de seguridad con el que las autoridades rusas han rodeado Sochi para evitar hipotéticas amenazas terroristas. Recientemente se ha comentado que periodistas, atletas y visitantes extranjeros eran objeto de una estricta vigilancia, y hasta que las redes Wi-Fi de la Villa olímpica están intervenidas. Después de todo, serán los Juegos Olímpicos de Invierno más caros de la historia. [WSJ]
Foto: AP