Este año, los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebrarán en Corea del Sur ofrecerán a modo de obsequio una edición especial “olímpica” del Galaxy Note 8 a todos los atletas. Sin embargo, a los participantes de Corea del Norte y a los de Irán se les ha prohibido debido a las sanciones de la ONU en ambos países.
Al parecer, Samsung, uno de los patrocinadores de las olimpiadas, tiene pensado entregar aproximadamente 4.000 teléfonos a los atletas. ¿El problema? Que el precio relativamente alto de los smartphones (alrededor de 920 dólares en Corea del Sur o 1.000.000 won) significa entregarles a los 22 atletas norcoreanos o los 4 iraníes que compiten este año (o incluso a algunos funcionarios que los acompañen) unos dispositivos que podrían violar las prohibiciones de comerciar con bienes de lujo con cualquier país.
No sólo eso, el New York Times también señala que los teléfonos pueden ser vistos como dispositivos de “doble uso” en cuanto a aplicaciones de contenido militar. Además, el lío no acaba con los smartphones. También existen dudas sobre las sanciones impuestas y la posibilidad (o no) de que Corea del Sur pueda legalmente repostar un barco de Corea del Norte que transportaba a sus atletas, o incluso si compartir los equipos deportivos (se habla de los palos de hockey) y uniformes olímpicos con los 12 miembros norcoreanos del equipo conjunto de hockey femenino es viable según las sanciones internacionales.
Según explicaba The Verge, Samsung ha donado teléfonos a los competidores olímpicos desde 1997, aunque las autoridades norcoreanas siempre han confiscado los dispositivos citando a sus leyes, las cuales prohíben los dispositivos GPS y el acceso a Internet sin censura.
En cuanto a Irán, no está claro si se podría llegar a una solución, ya que sus atletas se enfrentan presuntamente a menos restricciones. Irán es una teocracia autocrática, aunque a diferencia del totalitarismo del régimen en Corea del Norte, tiene un enfoque utilitario en lugar de general para la censura de Internet. [AFP, New York Times]