Los cartuchos de la Nintendo Switch tienen un sabor absolutamente horrible. ¿A quién se le ocurre meterse un cartucho de consola en la boca? os estaréis preguntando. Pues, aparentemente, a varios periodistas de videojuegos, y la mejor parte es que Nintendo lo ha hecho a propósito.
La voz de alarma la dio el periodista de videojuegos Jeff Gerstmann en Twitter: Me he metido un cartucho de Switch en la boca y no se de qué están hechos, pero todavía no me he podido quitar el sabor. No lo intentéis en casa.
Por supuesto, el mensaje sirvió exactamente para lo contrario. Varios periodistas y bloggers más procedieron a chupar con fruición los cartuchos de la Switch y obtuvieron exactamente el mismo resultado. Entre ellos está nuestro compañero de Kotaku Mike Fahey, quién además es el responsable de una sección fija de análisis de snacks: Snacktaku.
Mike explica que no hace falta tener el cartucho mucho rato en la boca para notar el sabor. Todo lo contrario. En cuanto la pequeña pieza de plástico toca la lengua, la boca se llena de un sabor amargo tan fuerte que es imposible continuar. Beber algo de agua ayuda a mitigarlo, pero incluso así perdura durante un buen rato.
¿Qué demonios le ha echado Nintendo a los cartuchos de la Switch? ¿Tiene alguna razón de ser? La compañía ha explicado lo siguiente a Kotaku:
Para evitar la posibilidad de una ingestión accidental, recomendamos mantener los cartuchos de juegos lejos del alcance de los niños pequeños. No obstante, también hemos aplicado al cartucho una sustancia llamada benzoato de denatonio. Se trata de un agente amargante no tóxico.
Es una excelente idea. Resulta que el benzoato de denatonio (Bitrex por su nombre comercial) es la sustancia más amarga conocida por el ser humano. Las diluciones de este compuesto, incluso a concentraciones tan bajas como 10 partes por millón resultan insoportablemente amargas para la mayor parte de los seres humanos.
El benzoato de denatonio lo descubrió por casualidad un farmacéutico de Edimburgo llamado MacFarlan Smith mientras investigaba con anestésicos locales. El producto no tiene ningún efecto farmacológico relevante, pero su extrema amargura lo ha hecho muy útil como agente aversivo.
En otras palabras, se añade a multitud de productos químicos que son tóxicos pero no tienen un sabor desagradable para prevenir su ingestión accidental. El compuesto se usa, por ejemplo, para dar mal sabor al alcohol de botiquín (que es tóxico) para evitar que alguien se sienta tentado de bebérselo. Por lo demás, es completamente inocuo salvo por un leve efecto broncodilatador al activar los receptores de sabor amargo en las vías respiratorias.
Curiosamente, los cartuchos de la Nintendo 64 ya llevaban el mismo producto, aunque en una cantidad mucho menor. Si los de la Switch llevan más denatonio es porque, por su tamaño, el riesgo de que un niño se los meta en la boca es mayor.