Lugares del planeta que la gente pensaba que eran entradas a otros mundos

Vudu en Haití. AP
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Cuando hablamos de inframundo solemos referirnos a un término genérico equivalente al término laico “más allá”, haciendo referencia a aquellos lugares donde van a parar las almas de los muertos. Resulta que dependiendo de las religiones, en el planeta hemos tenido varias entradas a estos inframundos.

El inframundo clásico, el más antiguo de las descripciones de inframundo griego, es aquel que podemos encontrar en la Ilíada y la Odisea de Homero. En cualquier caso el conjunto de historias habla de lo mismo, de un término para describir al reino de Hades que se creía estaba situado debajo de la tierra.

Es curioso, ni siquiera los griegos se pusieron de acuerdo en cuanto al aspecto que tendría ese “más allá”, quizá por ello la definición de inframundo mutó y fue patrimonio de cientos de culturas y religiones. Todas para definir ese otro mundo subterráneo (o no) donde se encuentran las almas.

Esta es una pequeña selección de estos lugares sagrados para mucha gente. Un paseo por aquellas entradas del planeta que suponen un portal al inframundo. Empezamos:

Hekla (Islandia)

Es posible que nunca hubieras oído hablar de este estratovolcán que se encuentra situado al suroeste de Islandia. En realidad Hekla forma parte de una cadena volcánica de 40 kilómetros de largo y desde el año 874 d.C. se han dado hasta 20 erupciones.

Sin embargo, ninguno de estos es el motivo de aparecer en la lista. Hekla está aquí porque fue considerada una de las grandes puertas al infierno durante la Edad Media, momento en el que también se le llamó “la prisión de Judas”.

En 1180 el monje Herbert de Clairvaux nombró al volcán en su libro Liber De Miraculis como la “chimenea del infierno”. Dos años después fue el monje Benedicto el que nombró al volcán “la prisión eterna de Judas”. Hacia el 1300 se volvía a interpretar su historia como la de un volcán cuyo cráter contenía a las almas de los condenados. La mayoría de las supersticiones con respecto al volcán murieron hacia finales del siglo XIX.

Lago Curcio (Roma)

También llamado lacus Curtius, se trata de un espacio sagrado en la mitad del viejo Foro Romano. Lo cierto es que lo que vemos hoy es algo muy pequeño rellenado con pavimento y piedra por encima. Obviamente, nada que ver con lo que representaba hace muchos años.

Los antiguos romanos creían que se trataba de una sima infinita que recibía cierta veneración en la Roma Antigua. Era una entrada al inframundo que tomaba su nombre de una antigua leyenda romana. Según el historiador Livio, se creía que un oráculo predijo la caída de Roma, un derrumbamiento de la ciudad a menos que estuviera dispuesta a sacrificar lo que más le gustaba.

Mientras tanto, un abismo se abrió en el centro del foro para aceptar esa ofrenda. Dicen que el centurión Marco Curtuis sacrificó su propia armadura antes de lanzarse hacia el mismo. Fue en ese momento cuando el abismo se cerró y Roma fue salvada.

Puertas de Guinee (Nueva Orleans)

Pasamos a Louisiana para adentrarnos en la mitología vudú. Según la misma los muertos son enviados a una especie de purgatorio antes de viajar a conocer a sus antepasados en las aguas profundas. Guinee y sus entradas hacen referencia a este reino crepuscular.

Las leyendas dicen que los practicantes de vudú abren las Puertas de Guinee para reclamar las almas de los muertos. Mientras que algunos seguidores del vudú interpretan las siete puertas como una metáfora espiritual, otros creen que existen en el reino físico. Una de estas historias localiza las puertas en Nueva Orleans. No sólo eso, para entrar en Guinee uno debe abrir las siete puertas en el orden correcto. Cada puerta sucesiva está presidida por el “Guédé”, que debe ser aplacado con las ofrendas apropiadas.

Chinoike, Jigoku (Japón)

De Nueva Orleans saltamos a Asia para llegar a una extraña y burbujeante piscina de color rojo “infernal”. La ciudad de Beppu se encuentra en la prefectura de Oita en la isla de Kyushu. Un enclave conocido desde la antigüedad por los cientos de onsen (spas) que hay a lo largo de toda la ciudad. De hecho también es conocida por poseer el mayor volumen de agua caliente (aparte de Yellowstone en Estados Unidos) y el mayor número de onsen en el país.

Beppu contiene hasta nueve puntos calientes geotérmicos que son habitualmente llamados los “nueve infierno de Beppu”. En realidad son aguas termales que fluyen en colores y composición diferente. Manantiales que se han mencionado en los textos budistas que datan del 700 d.C.

Sin embargo, detrás de estás idílicas aguas hay una leyenda oscura sobre la piscina denominada como Chinoike Jigoku. Si hacemos caso a la leyenda estaba presidida por una serie de demonios esculpidos y sus aguas rojizas eran los pozos del infierno, llegando incluso a torturar a prisioneros antes de hervirlos vivos.

Cabo Ténaro (Grecia)

Regresamos a Europa para acudir al cabo Ténaro que se encuentra en la Grecia Continental. Viniendo de allí es obvio que cuenta con un largo historial mitológico en el que se dice que la península fue consagrada a Poseidón.

El cabo está situado al final de la península conocida como Mani. Las cuevas se abren al nivel del mar en una cara del acantilado bajo el promontorio, el punto exacto marcado por las ruinas de un templo espartano. Ésta era precisamente una de las entradas que los Griegos antiguos habían atribuido a Hades. Dicen que Hércules también usó estas cavernas cuando hizo su propio descenso al inframundo.

Fengdu (China)

De vuelta a Asia para hacer una parada al corazón de China. Allí se encuentra Fengdu, la denominada como ciudad de los fantasmas con estrechos vínculos con Naraka, el mundo subterráneo de la mitología china. Se trata de un asentamiento de 2.000 años en el extremo norte del río Yangtze.

Fundada durante la dinastía Han, Fengdu basa su herencia en la historia de dos oficiales renegados que huyeron para escapar del emperador. La ciudad es famosa por su llamativa arquitectura tradicional y elaborada artesanía. Sus calles y plazas están llenas de estatuas de fantasmas y demonios, así como recuerdos conmovedores de los castigos que esperan a los criminales en la próxima vida. La mayoría de los puntos de referencia de la ciudad están vinculados a temas infernales.

Puerta de Plutón (Turquía)

Ocurrió hace unos años a través de un equipo de arqueólogos que dio con el hallazgo. Los investigadores habían dado con unas columnas jónicas junto a unas inscripciones que versaban sobre las deidades del inframundo Koré y Plutón, una puerta de entrada al infierno que desapareció de los registros sobre el siglo VI.

Entre las características distintivas de esta puerta en particular están los humos tóxicos que salen de los túneles subterráneos. En la antigüedad éstos fueron inhalados por los sacerdotes de Plutón, enviándolos rápidamente a un estado de trance alucinógeno.

Purgatorio de San Patricio (Irlanda)

Volvemos a una entrada al infierno según las escrituras crisitianas. Fundada en el siglo XV, el Purgatorio de San Patricio es un pequeño monasterio situado en Station Island (Irlanda). De acuerdo a la historia, fue el propio San Patricio quién visitó una vez la isla desde la que tuvo visiones de los tormentos del infierno.

La cueva donde el santo recibió estas diabólicas alucinaciones fue confirmada más tarde como una entrada a la fosa de Satanás, razón por la que se construyó un monasterio que tapara el agujero. La cueva fue sellada el 25 de octubre de 1632 y según el relato tomaba la forma de un pozo cerrado.

Las siete puertas del infierno (Hellam, Pensilvania)

En realidad hay varios lugares en el planeta que han tomado la definición como portal de entrada al inframundo. Si atendemos a las historias de los habitantes, las siete puertas del infierno se encuentran en el municipio de Hellam (Pensilvania). Un lugar apacible si no fuera por los rumores de la existencia de una entrada al infierno en un bosque cercano.

¿Entonces por qué siete? Porque entre los mitos, el que más se repite habla de un manicomio en las afueras de la ciudad que supuestamente se quemó en el siglo XIX. Esta leyenda cuenta que la mayoría de los presos escaparon para luego ser capturados otra vez y recluidos en siete zonas con puertas que jamás se abrieron. Desde entonces, esas sietes puertas albergan el alma de los presos.