
Por primera vez, la ciencia ha logrado mapear el epigenoma del perro, lo que significa que podremos adentrarnos en una mejor comprensión de cómo los factores ambientales influyen en su expresión genética, así como en la nuestra.
Cuando hablamos de epigenética nos referimos al estudio de cómo los comportamientos y el medio ambiente provocan cambios en la forma en que funcionan los genes. No hay que confundirlos con los cambios genéticos, ya que la principal diferencia es que los cambios epigenéticos son reversibles y no alteran la secuencia de ADN, aunque pueden cambiar la forma en que el cuerpo lee una secuencia de ADN.
En el caso del mejor amigo del hombre, los investigadores cuentan que como su vida media es más corta y sus relojes biológicos más acelerados, pueden actuar como vigías, respondiendo de forma más rápida a los factores de riesgo ambientales y alertando de los peligros potenciales. Dicho esto, hasta ahora no se tenía un epigenoma de referencia para los perros.
Por esta razón, los investigadores de la Universidad Nacional de Seúl crearon un mapa de referencia de alta calidad del epigenoma del animal por primera vez, proporcionando un medio para la investigación genómica y los estudios comparativos con humanos y otras especies. Para ello, se centraron en una raza, el beagle, y examinaron de cerca 11 tejidos caninos importantes: el cerebro (cerebro y cerebelo), glándula mamaria, pulmón, hígado, estómago, bazo, páncreas, riñón, colon y ovario.
Con estos datos genéticos que recolectaron para crear una anotación genómica funcional, marcaron características específicas en secuencias de ADN, ARN o proteínas con información descriptiva sobre estructura o función. Finalmente compararon el epigenoma del perro con los humanos y de ratón existentes.
¿Qué encontraron? Características funcionales conservadas y dinámicas compartidas entre diferentes tejidos y especies. En particular, explican, se descubrió que el epigenoma del perro se parece más al epigenoma humano que al del ratón, lo que sugiere similitudes en la forma en que se regulan los genes con implicaciones para la salud y las enfermedades humanas. Según Je-Yoel Cho, autor principal del estudio:
Este innovador mapa del epigenoma se puede utilizar ampliamente para estudiar diferentes razas de perros, profundizar en los mecanismos del cáncer y las enfermedades, realizar investigaciones comparativas entre especies y contribuir significativamente a los avances en las ciencias de la vida humana.
Entre otras cosas, el nuevo estudio va a servir para beneficiar enormemente a los veterinarios que tratan al mejor amigo del hombre, “ya que abre nuevas vías para investigar los mecanismos subyacentes de enfermedades complejas, avanzar en el diagnóstico veterinario, la terapia y los enfoques de medicina personalizada para perros”, zanjan los autores.