Nadie sabe que hacer con la Microsoft Surface. Es una preciosidad, pero un poco rara al mismo tiempo. Es estupenda para ciertas cosas y muy tentadora pero ¿para quién? En fin. Su última versión es la Surface Pro 4, y sus refinamientos y mejoras la hacen algo digno de pagar por ello.
Microsoft suele decir que sus dispositivos están enfocados a la productividad, que son para personas que necesitan un auténtico portátil que les permita hacer su trabajo y no solo un ramillete de aplicaciones limitadas. ¡Hey! ¡Yo trabajo! Apúntenme a ese carro. De hecho, el trabajo que hago (edición de foto y vídeo) generalmente requiere de un sistema potente que me permita trabajar de forma fluida. Mi portátil por elección es un Macbook Pro Retina con prácticamente todas sus especificaciones al máximo.
Se que, en términos físicos, mi Macbook no puede competir con la Surface, pero es grande y pesado por una razón: gráfica discreta, mucha RAM, un procesador potente... Odio cargar con él a todos lados, así que pensé que sería un buen experimento probar la Surface Pro 4 en mi día a día.
Edición de foto y vídeo
Hoy en día, el equivalente de una marathón para un PC es correr con un paquete de aplicaciones Adobe, o ejecutar juegos de última generación. Yo no juego mucho, pero uso Adobe Lightroom, Photoshop y Premiere diariamente, así que esas fueron las primeras que instalé en la Surface Pro 4.
La unidad de prueba que nos han pasado es una Intel core i5 Skylake con 8GB de RAM. Si tuviera que comprarla, subiría a Intel core i7 con 16GB de RAM, pero es lo que hay y hay que lidiar con ello.
En realidad, el dispositivo que Microsoft ha creado para ejecutar aplicaciones pesadas es el Surface Book, que cuenta con gráfica discreta en su teclado extraible. Hasta hicieron una demo de Adobe Premiere con vídeo en 4K. Mi idea es tratar de ver hasta donde puedo llevar a la Surface Pro 4, que es más ligera y también más asequible.
Comencé por cargar vídeo 4K en Premiere. La Surface Pro 4 maneja bien vídeo en baja calidad, pero el 4K se le atraganta tras unos pocos segundos. Incluso con la visualización a 1/4 de resolución fui incapaz de ver nada de manera suave.
Trabajar con fotos en Lightroom va más o menos bien, pero muy lejos de la velocidad a la que estoy acostumbrado en mi equipo. El auténtico problema es lo torpe que es el trackpad. Microsoft lo ha mejorado mucho en comparación con la Surface Pro 3, es cierto, pero está muy lejos de lo ideal.
Para ser hnesto, no tengo queja del teclado. Se siente como un teclado de verdad, y no he tenido problemas ni con el recorrido ni con la debilidad de las teclas que se le achaca al Surface Pro 3. El trackpad, sin embargo, es otra historia. Esta vez es una agradable superficie de cristal y es más grande, pero sigue teniendo graves problemas. El scroll, por ejemplo, tiene un retardo significativo. Si continúas con los dedos sobre el trackpad ya va bien, pero si los levantas, ese primer golpe de scroll siempre tiene retardo. Hace que el dispositivo parezca lento.
A la izquierda, el teclado de la Surface Pro 3. A la derecha, el nuevo
El trackpad simplemente carece de la precisión necesaria como para mover pequeños elementos en Lightroom. Arruina el flujo de trabajo por completo. También requiere de una presión excesiva para hacer click. Si estás navegando puedes simplemente tocar el trackpad, lo cual está muy bien, pero en programas como Photoshop hace falta hacer click y arrastrar mucho más a menudo, y eso no es posible solo tocando. Mantener el dedo apretado contra el trackpad es incómodo.
Por supuesto, eres libre de conectar un ratón externo por USB o Bluetooth, pero va en detrimento de la portabilidad de la que presume el equipo.
Para trabajo pesado como este, nunca elegiría la Surface Pro 4 como mi único dispositivo. Creo que nadie lo haría. Como dispositivo secundario tiene más sentido. Es ligero y permite a gente como yo trabajar en escenarios diversos. También es capaz de ejecutar edición ligera de foto y vídeo. El problema es que no se si hay mucha gente que se plantea gastarse 1.000 dólares en un dispositivo secundario. Es un gran nicho de uso, pero no se si es práctico para mucha gente.
Por amor a la escritura
Un stylus de calidad es uno de los principales atractivos de las Surface, pero en mi experiencia creo que es algo que muy poca gente usa en realidad. Bien, pues soy uno de esos pocos.
Suelo optar por notas manuscritas en las reuniones, así como dibujos casuales en aplicaciones como Skecthbook. Realmente, es una función fantástica de la Surface Pro 4, y las mejoras al nuevo stylus hacen que parezca aún más natural. Se sujeta muy bien, como un rotulador de subrayar. También se pueden comprar puntas intercambiables que ofrecen diferentes niveles de tracción. No tuve oportunidad de probarlas.
El nuevo borrador de la parte superior del lápiz es especialmente práctico, y hace aún más fácil el corregir. Lo que n he sido capaz de notar es la supuesta gran mejora en la latencia y en los niveles de presión que Microsoft describía en la presentación.
He comparado las Surface Pro 3 y 4 buscando especialmente esas diferencias y he sido completamente incapaz de encontrarlas. Seguro que están ahí, pero son demasiado pequeñas como para que el común de los mortales pueda detectarlas. En cualquier caso, la respuesta es mucho mejor que cualquier stylus de los que he probado en iPad, y he probado unos cuantos. El mes que viene será muy interesante comprobar cómo se porta el stylus recién creado por Apple para su iPad Pro y compararlo con el de la Surface Pro 4.
También estaría bien que Microsoft se esforzara más por integrar funciones que me hicieran querer usar más el stylus. La inmediatez de tomar notas con el stylus se viene abajo si necesito un minuto o dos para despertar el dispositivo y abrir OneNote. Es una simple cuestión de ponerlo fácil, una función que Samsung ya introdujo en su Galaxy Note 5 al activar una nueva nota cuando se extrae el stylus. En la Surface, un mecanismo similar sería aún más útil teniendo en cuenta que usamos One Note, no la aplicación S Note de Samsung.
Con todo, la experiencia de escribir en la Surface Pro 4 es intuitiva. Simplemente hay que asumir el coste extra que supone tener que reemplazar el stylus, porque te garantizo que perderás el que viene con el equipo. La sujección magnética que viene con la Surface Pro 4 es atractiva visualmente, pero muy débil. Mi stylus se caía una y otra vez hasta que perdí la maldita cosa definitivamente. Quiero que vuelva la sujección de tela del viejo teclado.
No es un maquinón
Las actividades del día a día funcionan de forma fluida en la Surface Pro 4 hasta que dejan de hacerlo. Muy a menudo, una función esencial sencillamente deja de funcionar. Despliego el teclado solo para descubrir que el trackpad no se ha detectado. Unas veces tengo que reconectarlo, otras reiniciar el dispositivo. Un par de veces, el chisme simplemente tuvo un error fatal y tardó una eternidad (unos cinco minutos, que es una eternidad en nuestro mundo de ¡Corre, corre, corre!) en recuperarse.
También hay elementos de la interfaz sin pulir aquí y allá. En una ocasión, por ejemplo, necesita contestar a alguien en Slack, una aplicación que usamos para trabajar, con la Surface en modo tableta. Cuando activé el teclado en pantalla, cubrió el espacio para teclear de la aplicación y no veía lo que escribía. Puedo mover el teclado, claro, pero es un detalle incómodo.
En otro momento, usando Adobe Lightroom, la gráfica integrada se empeñó en mostrarme una bonita superficie azul donde debería estar la foto. Al final, lo solucioné desactivando la aceleración por hardware para Lightroom.
A pesar de todo, me encanta Windows 10. Es mejor que OS X. He sido usuario de PC hasta 2007 y de verdad echo de menos la velocidad de navegar por Windows. Hasta Cortana es útil para funciones tan simples e inesperadas como abrir aplicaciones. “¡Hey, Cortana, abre el panel de control!” se ha convertido en algo habitual.
Edge es un buen navegador, pero me ha dado pocas razones para cambiarme de mi Chrome habitual. Me encantaría que todos sus componentes simplemente funcionaran todo el tiempo como deberían.
La auténtica competencia de Surface, esa a la que Microsoft ha estado apuntando desde siempre, es el Macbook Air, algo ligero y portátil con lo que hacer el trabajo ligero del día a día. El problema es que Microsoft también quiere que Surface sea el dispositivo para la gente que trabaja con aplicaciones pesadas. Ves cualquier publicidad del dispositivo, y ves a gente haciendo como que trabajan con pesadas aplicaciones creativas de las que consumen recursos, pero trabajar con esas aplicaciones requiere de potencia bruta.
Esa doble personalidad es la que hace que la gente no sepa a qué atenerse con la Surface. Microsoft haría bien en dejar de disfrazar el dispositivo como una herramienta para trabajo intenso. No lo es. Al menos, no todavía. Quizá la versión Core i7 con 16GB de RAM haga un mejor papel en este sentido, pero no creo que la diferencia sea tan exponencial.
La Surface Pro 4 puede medirse con el MacBook Air, pero su auténtica fortaleza es destronar al iPad. Es un dispositivo secundario estupendo para llevar a todas partes y hacer trabajo ligero y creativo. Es ideal para leer noticias, navegar por Internet, tomar notas o ver películas. Si sus mejoras se hubieran centrado en hacer Windows 10 algo más amistoso en entornos táctiles y hacer que el hardware corriera con suavidad, hubiera sido una máquina estupenda, un auténtico asesino de portátiles.
Pero para trabajo duro yo (y probablemente tú) necesitamos algo más.
Características de la Surface Pro 4:
- Pantalla: 12.3 pulgadas
- Resolución: 2736 x 1824 (276ppp)
- Tamaño: 29,21 x 20,14 cm
- Grosor: 8.4 mm
- Peso: 766 gramos
- SO: Windows 10
- Procesador: Intel Core M3 a Intel Core i7 (Skylake)
- Cámara: 5MP fontal, 8MP posterior
- Accesorios: Stylus, Keyboard Cover (No incluidos)
- Batería: 9 horas
- Almacenamiento: 128GB a 512GB
- RAM: 4GB a 16GB
- Precio de salida: $900 o 959€
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