Pronto habrá 7.800 personas menos trabajando en Microsoft. Son los últimos daños colaterales de la compra de Nokia, una decisión que ya era dudosa en su momento, y que el tiempo solo ha revelado como una metedura de pata monumental para Microsoft. Disipado el humo de aquella “plataforma petrolífera en llamas”, solo ha quedado un ganador en esa operación: el autor de aquella frase: Stephen Elop.
El plan perfecto de Elop
Corría el mes de febrero del año 2011. El nuevo CEO de Nokia comparaba la situación de la compañía finlandesa con la de una plataforma petrolífera en llamas en una intensa carta a sus empleados. Justo antes de convertirse en el primer CEO no finlandés de Nokia, Elop había sido el jefe de de la división de negocios de Microsoft.
Con esa pasado, a nadie extrañó que Nokia abandonara Symbian para lanzar el primer smartphone con Windows Phone en octubre de ese mismo año. Lamentablemente, nadie se acordó de aquel “Developers, developers,developers” que Steve Ballmer gritaba enfervorecido en una keynote. Windows Phone era (aún lo es) un sistema operativo realmente bueno, estable y con un diseño cómodo y original, pero comparado con iOS y Android su número de aplicaciones es ridículo.
El paso a Windows Phone no resultó ser la panacea que Nokia esperaba, y la compañía siguió renqueando. Apenas dos años después, en septiembre de 2013, se anunciaba lo que ya era un secreto a voces desde junio. La división de móviles de Nokia pasaba a formar parte de Microsoft. El objetivo pintaba muy bien sobre el papel: fabricar sus propios móviles con su propio sistema operativo, lo mismo que hace Apple.
La operación se anunció solo un mes después de que Ballmer anunciara su salida de la compañía. El veterano CEO se iba por muchos motivos, pero dejar sitio a una nueva estructura con los móviles como nueva joya de la corona era uno de ellos. Casi podría decirse que el de Ballmer fue el primer puesto de trabajo que desapareció como resultado de la compra de Nokia. El bueno de Ballmer no debería sentirse muy solo. Con la compra de Nokia, Microsoft ganaba 25.000 nuevos empleados. Hace un año se libró de 18.000. Hoy ha anunciado el despido de otros 7.800 trabajadores. Prácticamente ya no queda nada de aquella Nokia.
En cuanto a Elon, volvía triunfante a Microsoft con la pieza recién capturada, el cargo de vicepresidente ejecutivo de la división de dispositivos, y un bono de 18,8 millones de euros que se embolsó como premio por la operación.
Un futuro lleno de dudas
Quizá en Nokia debieron haberse fijado un poco más en el curriculum de Elop. El canadiense fue CEO de Macromedia durante tres meses, que es lo que tardó en vender la compañía a Adobe Systems. El único recuerdo de Macromedia es uno que muchos preferiríamos olvidar: Flash. En el camino murió el mejor programa de diseño vectorial que ha existido jamás: Freehand. Adobe se encargó de matarlo para dar ventaja a su inepto y aparatoso rival: Illustrator. El cadaver de Freehand lo enterró Apple cuando dejó de dar soporte a programas PPC en OSX, pero esa es probablemente una historia sórdida que merece ser contada otro día. Digamos que a Elop se le da muy bien sacar tajada vendiendo compañías.
A comienzos de 2014, la compra de Nokia ya era un hecho. La responsabilidad de sacar chispas a ese nuevo departamento de móviles compuesto por 25.000 personas recayó en Satya Nadella, un hombre fuerte en software, pero no tan fuerte en hardware.
¿Se mascaba la tragedia? Probableente, pero no por culpa de Nadella. Microsoft tampoco pasaba por su mejor momento, y la carga de Nokia era demasiado pesada para sacar a flote buenos resultados financieros. El CEO decidió cortar por lo sano y comenzó por los 18.000 empleos mencionados arriba.
En la carta de hoy, la noticia de que Microsoft va a despedir a otros 7.800 trabajadores no es la única mala. Nadella habla de reestructuración, y de reducir el catálogo de terminales. El CEO habla también de integrar los móviles en una única plataforma bajo el paraguas de Windows 10, lo que tiene todo el sentido del mundo si tenemos en cuenta que el nuevo sistema operativo será universal para tabletas, smartphones o laptops.
Suena bien, pero con un catálogo reducido y refinado, en Microsoft se arriesgan a que los fabricantes huyan en estampida de la misma manera en que lo hicieron en el segmento tablet cuando la compañía lanzó las Surface. Eso reduciría aún más el ecosistema de Windows 10 en dispositivos móviles.
El futuro de los smartphones Microsoft es dudoso, pero también lo es el futuro de los smartphones con sistema operativo Microsoft. Si esto sigue así, Windows 10 pronto será un excelente sistema operativo para computadoras con presencia móvil mediante un extenso catálogo de aplicaciones para iOS y Android. En cuanto a Elop, su salida de Microsoft ya está anunciada. No sabemos si el gran vendedor se va con otro bono bajo el brazo, pero sí que la plataforma que le coló a Microsoft sigue estando en llamas.
Fotos: AP
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