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Nunca pongas sellos conmemorativos o de recuerdo en tu pasaporte

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Imagen para el artículo titulado Nunca pongas sellos conmemorativos o de recuerdo en tu pasaporte
Foto: Shutterstock

Si viajas con frecuencia probablemente te hayas encontrado con alguien ofreciéndote un peculiar souvenir: poner un sello de recuerdo en tu pasaporte. Las estaciones de la Antártida, el Santuario de Machu Picchu o la ciudad galesa de Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch lo ofrecen.

Es un detalle bonito y aparentemente inofensivo, pero la realidad es que te puede meter en un lío. La mayor parte de los pasaportes tienen escritas unas condiciones de uso. El pasaporte Estadounidense tiene esas condiciones en la página 5. El español en la 6...

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Independientemente de en qué página estén, esas condiciones suelen estipular que el propietario del pasaporte no puede usar el documento para ninguna anotación o alteración de índole personal. El passaporte español dice:

Será anulado todo pasaporte que presente alteraciones o enmiendas, que esté falto de hojas, cubierta, o que contenga escritos o anotaciones indebidas o defectos que dificulten la completa identificación.

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En otras palabras: solo sellos oficiales de los departamentos de aduanas o inmigración. Nada de sellos turísticos. Si tienes un sello de este tipo no es el fin del mundo, pero todo depende de lo estricto que se ponga el agente de aduanas o el personal de la aerolínea con la que vueles. Si topas con un oficial que tiene un mal día te puede pasar lo mismo que a una ciudadana británica llamada Tina Sibley que explica su caso en Travel + Leisure.

Sibley estampó en su pasaporte el popular sello de Machu Picchu. Más tarde, dos líneas aéreas rechazaron el documento y la prohibieron embarcar. Básicamente tuvo que acudir al consulado de Reino Unido a solicitar un pasaporte de emergencia para poder regresar a casa. Sibley relata su experiencia en este post de Facebook.

Los sellos de Machu Picchu o de la Antártida siguen siendo geniales, pero la mejor manera de volver a casa con uno es estamparlo en un diario de viaje en el que poder pegar fotos, billetes o cualquier otro recuerdo que queramos sin peligro de enfadar a un agente de aduanas.