
Dada la situación actual en la lucha medioambiental contra el plástico, lo ocurrido en isla Trindade, posiblemente uno de los lugares más aislados de la Tierra, adquiere un alcance realmente dramático. La geóloga Fernanda Avelar Santos encontró en la remota isla paradisíaca rocas formadas por el exceso de contaminación plástica que flotan en el océano.
Para entender la magnitud de lo que se halló, pensemos que estamos hablando de un trozo de tierra del planeta, un afloramiento volcánico, del que se necesita viajar de tres a cuatro días frente a la costa de Brasil (a 1.140 kilómetros) para llegar hasta allí. Un espacio que es uno de los lugares de conservación más importantes del mundo para la tortuga verde en peligro de extinción.
De hecho, los únicos habitantes humanos de Trindade son miembros de la armada brasileña, que mantiene una base en la isla y protege a las tortugas que anidan.

Todo comenzó en el año 2019, momento en que Santos se encontró las primeras rocas plásticas mientras viajaba a la isla para investigar su tesis doctoral sobre un tema completamente diferente: deslizamientos de tierra, erosión y otros “riesgos geológicos”. Allí, cerca de una reserva natural protegida conocida como Turtle Beach, dio con un gran afloramiento de rocas azul verdosas de aspecto peculiar.
La investigadora encontró que aquellas rocas plásticas se forman cuando los desechos plásticos arrastrados a la costa se descomponen y se mezclan con las rocas volcánicas de la isla. Según ha explicado:
Identificamos que (los desechos plásticos) provienen principalmente de redes de pesca, que son desechos muy comunes en las playas de la isla Trinidade. Las (redes) son arrastradas por las corrientes marinas y se acumulan en la playa. Cuando sube la temperatura, este plástico se derrite y se incrusta con el material natural de la playa. El descubrimiento muestra cuán generalizada se ha vuelto la contaminación por desechos plásticos y es evidencia de la creciente influencia de los humanos sobre los ciclos geológicos de la Tierra.

Antes de Trindade, la ciencia había avistado este tipo de rocas plásticas por primera vez en el año 2014 en una playa de la Isla Grande de Hawái. El plastiglomerado se había formado a partir de la fusión del plástico en fuegos encendidos por humanos. Tras el hallazgo en Trinidade, Santos y su equipo analizaron muestras y las identificaron como un nuevo tipo de formación geológica, fusionando los materiales y procesos que la Tierra ha utilizado para formar rocas durante miles de millones de años con un nuevo ingrediente: basura plástica:
Concluimos que el ser humano ahora actúa como un agente geológico, influyendo en procesos que antes eran completamente naturales, como la formación de rocas. Encaja con la idea del Antropoceno, del que los científicos están hablando mucho en estos días: la era geológica de los seres humanos que influyen en los procesos naturales del planeta. Este tipo de plástico similar a una roca se conservará en el registro geológico y marcará el Antropoceno.
La investigadora regresó a la isla a finales del año pasado para recolectar más especímenes y profundizar en el fenómeno, encontrando formaciones plásticas similares a rocas que se habían informado anteriormente en lugares como Hawái, Gran Bretaña, Italia y Japón desde 2014.
El estudio que publicó hace unos meses en Marine Pollution Bulletin, clasificó el nuevo tipo de “rocas” que se encuentran en todo el mundo en varios tipos: “plastiglomerados”, similares a las rocas sedimentarias; “piroplásticos”, similares a las rocas clásticas; y un tipo no identificado previamente, “plastistones”, similares a rocas ígneas formadas por flujo de lava.
Cuentan los investigadores que aún no están seguros de los impactos ambientales de las rocas plásticas, pero el plástico quemado puede contener altas concentraciones de elementos tóxicos, como plomo y cromo, derivados de los pigmentos utilizados para teñir el material plástico. Enterrado bajo el suelo, podría sobrevivir millones de años y, quizás, un día ingresar al registro geológico.