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Por qué están probando medicamentos contra el VIH para tratar el nuevo coronavirus

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Esta foto tomada el 16 de febrero de 2020 muestra a un miembro del personal médico descansando en la sala de aislamiento del Hospital de la Cruz Roja de Wuhan. Foto: STR/AFP via Getty Images
Esta foto tomada el 16 de febrero de 2020 muestra a un miembro del personal médico descansando en la sala de aislamiento del Hospital de la Cruz Roja de Wuhan. Foto: STR/AFP via Getty Images

Este martes, el gobierno japonés anunció que realizará ensayos clínicos para probar nuevos tratamientos para el coronavirus de Wuhan. Sin embargo, en lugar de probar con nuevos medicamentos, estudiará algunos existentes que ya se usan para tratar el VIH y otras enfermedades virales. ¿Por qué los investigadores creen que estos medicamentos pueden utilizarse para tratar el nuevo coronavirus, y qué probabilidades hay de que funcionen?

El nuevo coronavirus, bautizado como SARS-CoV-2 debido a sus estrecho parecido genético con el coronavirus del SARS, está hecho de ARN. Otros virus ARN son los mismos que causan el Ébola, la hepatitis C y el VIH.

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Los virus ARN vienen en todas formas y tamaños, y los que infectan a los humanos pueden hacerlo de diferentes maneras. Pero muchos de los medicamentos que combaten el VIH o el virus de la hepatitis C se dirigen de una forma más amplia hacia las debilidades que tienen todos los tipos de virus. Por ejemplo, el medicamento aprobado contra la hepatitis C, la ribavirina, interfiere con las ARN-polimerasa, una enzima esencial para que muchos virus, incluidos los coronavirus, se reproduzcan dentro de las células. Los medicamentos contra el VIH, como el lopinavir, limitan la capacidad de los virus para infectar células y replicarse.

Teóricamente, los medicamentos antivirales de amplio espectro como el lopinavir deberían poder actuar contra el SARS-CoV-2, creen los científicos. Y ya hay alguna prueba circunstancial de que lo hacen. Algunos de estos medicamentos han sido probados con éxito para el SARS y el MERS, por ejemplo, otros dos coronavirus que han surgido en los últimos años.

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Estos estudios solo se han hecho en laboratorios o en animales, lo que significa que sus resultados no tienen que funcionar necesariamente en personas. Aunque el SARS y el MERS están estrechamente relacionados con el nuevo coronavirus, eso no garantiza que estos medicamentos vayan a funcionar con él. Aún así, dado el volumen de este brote —ya van más de 72.000 casos en todo el mundo y casi 2.000 muertes desde finales de diciembre— los gobiernos están buscando cualquier tipo de tratamiento posible.

En enero, el gobierno chino anunció que realizaría un ensayo con 41 pacientes en Wuhan, usando una combinación de lopinavir y ritonavir, otro medicamento contra el VIH. En febrero, el gobierno chino también comenzó a probar con un medicamento experimental llamado remdesivir que había sido probado antes para tratar el Ébola.

El Remdesivir ya se ha comenzado a testar durante este brote, con resultados aparentemente impresionantes hasta el momento. El mes pasado, el primer paciente estadounidense que había sido afectado por el virus fue tratado con remdesivir. Tras una semana en la que sus síntomas fueron empeorando, acabó sufriendo una neumonía grave. Sin embargo, después de administrarle el medicamento por vía intravenosa durante un día, los síntomas comenzaron a mejorar y finalmente fue dado de alta.

Pero un solo caso no significa que estemos ante un tratamiento infalible. E incluso si demuestran que el remdesivir u otros medicamentos son efectivos contra el SARS-CoV-2, solo jugarán un pequeño papel a la hora de evitar que este brote actual empeore. La mayoría de los casos de COVID-19 (el nombre oficial de la enfermedad causada por el SARS-COV-2) siguen siendo leves y los medicamentos antivirales no serán de gran ayuda. La clave para evitar una pandemia es evitar que las personas contraigan el virus, no encontrar medicamentos que curen la enfermedad.