
En los casos leves de covid-19, la nariz podría resentirse más que cualquier otra parte del cuerpo. Una nueva investigación publicada el miércoles sugiere que casi el 90% de las personas con una enfermedad leve experimentan la pérdida del sentido del olfato, una proporción más alta que aquellas con una enfermedad más grave. Aunque suele ser temporal, esta pérdida de olfato puede durar seis meses e incluso más tiempo.
La investigación, publicada en el Journal of Internal Medicine, analizó los registros médicos de más de 2500 pacientes con covid-19 que buscaron atención médica en 18 hospitales de Europa. La mayoría eran pacientes diagnosticados con síntomas leves a moderados, pero otros fueron hospitalizados con casos graves o críticos de covid-19.
Alrededor de tres cuartas partes de los pacientes informaron de la pérdida del olfato, médicamente conocida como anosmia. Pero hubo una gran brecha en la presentación de este síntoma a diferentes niveles de gravedad. Entre los pacientes con enfermedades leves, el 86% informó de pérdida de olfato, en comparación con apenas el 4,5% de los pacientes moderados y el 6,9% de los pacientes graves. Al observar solo a los pacientes a los que la pérdida de olfato les fue confirmada mediante pruebas objetivas, esta brecha se redujo pero se mantuvo: en el 54,7% de los casos más leves se confirmó la pérdida del olfato, en comparación con el 36,6% de los casos moderados a críticos.
“La disfunción olfativa es un trastorno prevalente en pacientes con covid-19 con una mayor prevalencia en pacientes con formas leves de la enfermedad”, escribieron los autores.
Los hallazgos coinciden con estudios previos que muestran que la anosmia es un síntoma muy común de la covid-19, aunque no se conocía en los primeros días de la pandemia. Otras investigaciones ya sugerían que los casos más leves tienden a tener anosmia con más frecuencia, pero el nuevo estudio es uno de los más grandes en examinar su prevalencia y tener datos de pacientes cuya anosmia se confirmó con pruebas.
Aunque este estudio no puede decirnos por qué los casos más leves son más propensos a perder el sentido del olfato, los autores tienen teorías. La explicación principal es que la anosmia es, irónicamente, un signo de que el cuerpo está haciendo un trabajo decente para defenderse del coronavirus. En estos pacientes, la infección nunca se propaga más allá del tracto respiratorio superior, gracias a una respuesta inmune localizada y robusta. Pero esta respuesta puede provocar una inflamación que daña o interfiere con las células que nos ayudan a procesar el olor, al menos temporalmente.
También puede haber algunos recuerdos erróneos en casos más graves. Los pacientes en el hospital a menudo enfrentan muchos síntomas variados, mientras que los pacientes más críticos pueden necesitar intervenciones intensivas como una sonda de alimentación o ventilación. Los pacientes con covid-19 más serie pueden no notar su anosmia, eso podría explicar las tasas más altas entre los casos de moderados a graves que fueron examinados para detectarla.
Afortunadamente para la mayoría de las personas que experimentan anosmia con la covid, el tiempo promedio de duración es de aproximadamente tres semanas, y de solo dos semanas para un tercio de los pacientes. Pero el 15% de los casos examinados objetivamente perdieron el sentido del olfato durante al menos dos meses, mientras que algo menos del 5% todavía no lo ha recuperado a los seis meses. Los casos con anosmia más severa tenían más probabilidades de continuar experimentándola meses después.
Los autores teorizan que los casos de anosmia de menor duración a menudo no representan más que una congestión nasal y la hinchazón que se ven comúnmente en los resfriados cotidianos y pueden bloquear momentáneamente nuestra capacidad del olfato. Pero las personas con anosmia persistente probablemente tengan un problema más complicado entre manos, como un daño extenso en las células olfativas, ya sea por infección o inflamación. Si bien la mayoría de las personas que contraen la covid-19 podrán oler al poco tiempo, el tamaño de la pandemia, con 86 millones de casos confirmados en todo el mundo, significa que muchas personas podrían perder el sentido del olfato de forma permanente.
Los autores esperan que su investigación conduzca a estudios futuros que vigilen estos casos más a largo plazo para comprender mejor el fenómeno y descubrir cómo mejorar las posibilidades de recuperación de los pacientes.