
Apple está llevando sus nuevos chips personalizados a toda su línea de Macs, Google acaba de lanzar su primer buque insignia con un procesador diseñado a medida, y se rumorea que Oppo y Microsoft también seguirán esos pasos. ¿Por qué todas las empresas están tan empeñadas en fabricar sus propios componentes? ¿Y qué significará eso para ti?
El componente concreto del que estamos hablando aquí se denomina “system on a chip”, o SoC, como se le conoce habitualmente. Reúne la Unidad de procesamiento central (CPU) que actúa como el cerebro principal de un dispositivo, y la Unidad de procesamiento de gráficos (GPU) que se encarga de las imágenes. Tradicionalmente, estos dos elementos están separados, pero ahora cada vez más se unen en un mismo circuito.
Estos SoC a menudo también incluyen algún tipo de procesador de red neuronal dedicado a la inteligencia artificial, que entra en acción siempre que se necesita algún tipo de aprendizaje automático, como el reconocimiento de voz, el análisis de imágenes o la traducción de idiomas en directo.
En el pasado, una empresa como Apple, Samsung o Google compraba estos SoC a otro fabricante, pero cada vez más deciden apostar por el suyo, a pesar de que diseñar y producir estos chips es una empresa difícil y costosa. Quizás la mejor manera de entender por qué sucede esto es fijarse en el iPhone, que ha estado ejecutando un SoC hecho por Apple desde el principio.
Cuando el hardware se topa con el software

El chip de Apple ha existido desde hace más tiempo del que te imaginas: el iPhone original de 2007 llegó ya con el SoC a medida APL0098. Si bien los fabricantes de Android generalmente han recurrido a Qualcomm para el suministro de sus procesadores, Apple ha apostado siempre por los suyos propios, como podemos ver hoy con el A15 Bionic del iPhone 13.
La respuesta rápida a por qué esto ha sido un éxito para Apple, y por qué otras compañías ahora deciden seguir su ejemplo, es el control adicional que tiene el fabricante a la hora de construir los componentes en los que se ejecuta su software. Cada parte del SoC puede diseñarse específicamente para el dispositivo en el que se va a utilizar, en lugar de tratar de adaptarse a una amplia gama de piezas de hardware ya existentes o todavía en desarrollo.
Un enfoque más personalizado generalmente implica un mejor resultado final, no solo en la electrónica, sino en la mayoría de los campos, y eso se extiende también al hardware y al software. Apple conoce el software que se ejecutará en el iPhone y puede realizar ajustes en los componentes en consecuencia. Esta vía bidireccional de optimización y conocimiento implica, en última instancia, un sistema más eficiente en general, y esa eficiencia acaba significando velocidades más rápidas y una experiencia más fluida para los usuarios.
Es una de las razones por las que los iPhones pueden seguir admitiendo nuevas versiones de iOS año tras año (la actualización de iOS 15 de este año funcionará en el iPhone 6s y el iPhone 6s Plus de 2015), porque Apple tiene un conocimiento profundo del hardware en el que se está implementando. Esto también significa que los iPhones pueden quedarse rezagados con respecto a los teléfonos Android en ciertas especificaciones (RAM, capacidad de la batería) y, al mismo tiempo, ofrecer un rendimiento más potente, porque Apple diseña todo.
Con ese enfoque holístico también hay beneficios de seguridad, puesto que los propietarios de estos dispositivos cuentan con un hardware que resulta más seguro (además de impresionante en los benchmarks). Apple tardó más tiempo en decidirse a fabricar su propio procesador para los Mac, pero el cambio parece estar cosechando sus frutos: los últimos MacBooks ofrecen un rendimiento significativamente mejor y, al mismo tiempo, gozan de una mejor batería que sus predecesores con Intel.
La ventaja de tener un SoC personalizado

En el otro extremo del espectro está Google, que está comenzando su viaje hacia un SoC personalizado con sus Pixel 6 y Pixel 6 Pro. Parece claro que una de las áreas en las que Google quería más control es en el procesamiento por IA, la parte del motor neuronal del SoC. Los nuevos Pixel tienen muchos trucos de software que no podrás encontrar en los teléfonos de la competencia.
El cambio al SoC Tensor en vez de usar uno de Qualcomm es como cuando abandonas un trabajo en grupo del colegio para hacer uno por tu cuenta. Tendrás mucha más responsabilidad del resultado final, pero nadie más te estará frenando, y nadie más tendrá que ser consultado sobre las diversas decisiones que hay que tomar. Eso sí, las empresas tienen que tener mucha confianza en la experiencia interna que tienen a su disposición, pero parece que un número creciente de compañías apuestan por eso ahora.
Aparte de los aspectos técnicos, llevar a cabo la mayor parte de una operación de forma interna ofrece otras ventajas, desde poder controlar más estrictamente el coste de los componentes y dispositivos, hasta no tener que preocuparse por ciertos secretos comerciales. Aunque vale la pena mencionar que estos SoC no se crean completamente en secreto, Google por ejemplo cuenta con la ayuda de Samsung.
La situación tiene otros matices cuando hablamos de Google más que de Apple, ya que Google quiere que otros fabricantes sigan fabricando teléfonos Android, y querrá que los fabricantes de chips de terceros sigan innovando y prosperando por esa razón. Pero ahora hemos llegado al punto en que los pros superan a los contras, sobre todo si Google quiere que sus teléfonos Pixel queden por delante de los dispositivos Galaxy y los iPhones.
Ahora solo nos queda por ver si el entusiasmo de Google por fabricar sus propios chips se extenderá a los Chromebook y sus smartwatch en los próximos años.