La imagen de arriba corresponde a una simulación de la NASA que parte de una pregunta técnicamente bastante sencilla pero con implicaciones muy importantes ¿Qué ocurre cuando 2 agujeros negros descomunales comienzan a juntarse hasta que se funden en un solo? La respuesta: un embrollo físico de proporciones cósmicas.
A pesar de lo formidable que es un suceso así cuando ocurre en el universo (porque sí, ocurre, las colisiones entre agujeros negros son algo razonablemente frecuente) la triste realidad es que al ojo humano el centro de interacción entre ambos agujeros sería prácticamente invisible.
La gravedad de los agujeros negros es tan intensa que hasta la luz cae atrapada en ellos. Cuando los agujeros negros han sido llevados al cine, como ocurre en el caso de Interestelar, la mayoría de las veces se realizan algunos cambios para hacerlos más atractivos a los ojos del espectador.
La imagen es una representación de las ondas no luminosas, sino gravitacionales, que surgirían de un encuentro así. Detrás de la imagen se esconden algunas implicaciones fascinantes. Por ejemplo, esas ondas gravitacionales representan una alteración en el continuo espacio-tiempo. El mismo espacio tiempo, explica la ESA, que Einstein desafió por primera con la teoría de la relatividad general y con ella la gravedad.
¿Por qué es tan importante una simulación así? Porque si conseguimos ver, y no sólo representar, la radiación gravitacional, ante nuestros ojos se abrirá toda una nueva manera de observar y entender el universo. Para ello, tanto ESA como NASA están formando el Cosmic Vision Plan, una serie de misiones que en torno a 2030 (justo cuando planeamos también llegar a Marte, entre otras cosas) que se lanzarán al espacio con una serie de sensores para detectar, explorar y estudiar este tipo de ondas. [vía ESA]
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