
Reino Unido acaba de determinar oficialmente el límite inferior para que alguien cuente como famoso en redes sociales: 30.000 seguidores. La decisión la ha tomado el organismo independiente que regula la industria (Advertising Standards Authority), y no es buena noticia si tienes más de 30.000 seguidores.
Según The Telegraph, la decisión viene a través de un caso que involucra a la compañía farmacéutica Sanofi, que pagó a la bloguera Sarah Willox Knott (@ThisMamaLife) por recomendar un sedante para dormir en Instagram. En el post, Knox reconocía que ella era una “persona noctámbula” pero descubrió que la droga era una gran “solución solo de farmacia a corto plazo para el insomnio”.
La publicación se marcó como anuncio de acuerdo con el código del Comité de Prácticas Publicitarias (CAP) y fue aprobada previamente por el grupo comercial de la Asociación de Propietarios de Gran Bretaña. Pero la ASA ha determinado que los 32,000 seguidores de Knox la califican técnicamente como una celebridad, y por lo tanto la publicación viola las reglas que prohíben que los famosos o los profesionales de la salud avalen productos médicos.
Sanofi argumentó que Knox tenía muchos menos seguidores que las celebridades reconocidas en Instagram, citando específicamente los 559.000 seguidores de la estrella de fútbol David Beckham o los 359.000 del comediante Stephen Fry. La estrategia no funcionó. Según la ASA:
Consideramos que más de 30,000 seguidores indican que ella tiene la atención de un número significativo de personas. Dado que ella es popular y tiene la atención de una gran audiencia, consideramos que ThisMamaLife es una celebridad a efectos de aplicación del Código CAP.
A pesar de que el caso sienta un nuevo precedente, el organismo de control aún juzgará caso por caso si las publicaciones en cuentas de redes sociales más pequeñas cumplen sus reglas de aprobación.
Así que ahí lo tienes. Pasa esa dulce cifra de los 30.000 followers y podrás presumir de ser técnicamente famoso si así lo determina una organización de autorregulación de una agencia de publicidad con sede en el Reino Unido, caso por caso. Todos en la oficina harán una pausa en lo que están haciendo cuando publiques, te mirarán, comienzará a aplaudir despacito y a gritar “¡Influencer! ¡Influencer! En ese momento comenzarán a llover billetes de alguna manera desde el techo y uno de los Kardashians aparecerá de la nada para derramar una sola lágrima de alegría. También estará allí Jordan Peterson por alguna razón, mirándote fijamente.
En Estados Unidos, los estándares de publicidad en redes sociales son más flexibles, por usar un término amable. Tras años mirando hacia otro lado ante tácticas de influencia como promocionar productos sin revelar que es un anuncio pagado como se requiere legalmente, la Comisión Federal de Comercio emitió una serie de advertencias en 2017. No han tenido mucha repercusión. Morning Consult explica que para octubre de 2018 la FTC no había tomado ninguna acción pública contra influencers que no cumplen con las leyes desde hace años. Las violaciones a estas leyes siguen siendo el pan de cada día.