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Surface Pro, análisis: el mejor 2 en 1 de la historia sigue sin ser un portátil

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Todas las imágenes: Alex Cranz/Gizmodo
Todas las imágenes: Alex Cranz/Gizmodo

Podríamos definir la arrogancia como una persona obstinada en usar la Surface Pro de Microsoft como una laptop. Solo alguien igual que Mr. Darcy, personaje de Orgullo y Prejuicio, confiaría completamente en ese teclado endeble y el soporte kickstand. Es cierto, dicho eso, que la Surface Pro resume todos los intentos de Microsoft por atraer a los profesionales creativos hacia un dispositivo bellamente diseñado, que aspira a ser la fusión perfecta entre tablet y laptop.

Sin embargo, el híbrido de Microsoft no es todavía ese dispositivo universal que puede usarse en cualquier lugar, tal y como nos han intentado verder. Su soporte kickstand y teclado, sin embargo, en opinión de muchos usuarios, son clave para definir su portabilidad. Ahora, en la quinta iteración de la Surface, el kickstand parece, finalmente, haber logrado lo que estaba destinado a hacer: reducir la brecha entre Surface y laptop (aunque no tanto como Microsoft quisiera).

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Ten en cuenta que ese nuevo kickstand se acompaña de lo que es la mejor Surface Pro hasta la fecha. Con esta nueva versión, Microsoft dejó de lado la nomenclatura de números y determinó que su producto se llamaría “Surface Pro” a secas, algo que tiene sentido.

El sofisticado dispositivo, con ese resistente kickstand y las silenciosas entrañas, es lo que la Surface Pro debió ser desde el principio. Se ajusta a la perfección a lo que debería ser un 2 en 1. Los cambios que presenta son pequeños si la comparamos con la Surface Pro 4. A menos que seas un blogger especializado en gadgets o un obseso de la tecnología, te sería realmente difícil notar las diferencias a primera vista. Pero esas diferencias lo cambian todo.

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Los duros ángulos característicos de las versiones pasadas, por ejemplo, han sido ahora suavizados y ya no se siente tan gruesa y dura, especialmente en sus lados.

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Las ranuras de ventilación, por otro lado, son también más sutiles. Pueden enfriar el dispositivo prácticamente sin usar ventiladores en la versión i7, que es la que reseñamos (los modelos i5 y m3, por su parte, operan del todo sin ventiladores). Además, su procesador de séptima generación te permite editar rápidamente un archivo pesado (una foto en RAW, por ejemplo), mientras miras un vÍdeo en otra ventana, todo sin que se afecte su rendimiento.

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La batería de la Surface merece una mención aparte: es fantástica. He escrito la mayor parte de esta reseña desde un bar del aeropuerto, haciendo pausas durante mi escala de 4 horas para jugar Civilization VI y, como mucho, he consumido solo una celda de la batería. Sin embargo, me encontré con un problema, uno fundamental dada la naturaleza de la Surface Pro y del resto de las 2-en-1 de Windowas: no todos los software funcionan igual de bien al cambiar del modo laptop al modo tablet.

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Se supone que Civilization VI debería funcionar a la perfección en la Pro. Para empezar, su pantalla de 12,3 pulgadas te permite ver adecuadamente los continentes que estás civilizando. Además, cuando todo funciona a la perfección, la Surface Pen (que cuesta 60 dólares) es una gran herramienta para recoger y elegir ejércitos, ciudades y cualquier cosa que se requiera. Parece un juego construido para el tacto, como sus hermanos del iPhone, pero en la práctica todas estas grandes cualidades se esfumaron. Los menús del juego no respondían, por ejemplo, y a veces ni siquiera podía pasar de la página de títulos. Me ocurrió lo mismo en Gwent, un juego de cartas al estilo de Hearthstone que debería, también, ser genial en pantalla táctil.

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Aunque deberían ser amigables en su versión táctil, en la práctica estos juegos no lo son. Sus diseñadores se han enfocado tanto en ofrecer una gran experiencia con el ratón y el teclado que han olvidado que muchos de los usuarios de Windows también interactúan con un lapicero y sus dedos. Lamentablemente, estas empresas no son las únicas que ignoran el aspecto táctil, el cual sigue siendo un problema en Windows 10, y terminan haciendo que algunas de las promesas de la Surface Pro no sean tan tentadoras. A menos que el software que vayas a utilizar esté específicamente ajustado al tacto, como ocurre por ejemplo con casi cualquier app de ilustración existente, la parte de tablet de la Surface Pro te parecerá algo deficiente. Aunque es un híbrido, al tratar de fusionar lo mejor de dos mundos termina exigiendo a su dispositivo un compromiso que no puede cumplir.

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Sin embargo, el compromiso más grande de la Surface Pro son el kickstand y el teclado. Sí, ambos son complementos excepcionales para un dispositivo 2-en-1 —en mi opinión, es lo mejor que se puede conseguir—, pero un híbrido nunca se sentirá tan estable como una laptop (por ejemplo, la nueva Surface Laptop que llegará este verano). Eso es un problema, aunque hay que reconocer que en esta versión se ha conseguido un nivel de estabilidad muy alto. El teclado es idéntico al que Microsoft lanzó para la Surface Pro 4 el año pasado, aquel tapizado en tela. Sin duda es un teclado estupendo. De hecho, es mejor que el de mi iPad —que ha empezado a desmoronarse— y que los rígidos y enormes teclados de compañías como HP y Huawei. Aún así, realmente no importa cuán bueno sea, porque al desplegarlo, el dispositivo queda desequilibrado, y requiere de una bisagra realmente fuerte para estabilizarlo.

Esta bisagra en el nuevo kickstand del Surface Pro sí que es resistente. En un escritorio es perfecta. En el regazo, por otra parte, ocupa mucho más espacio que una laptop del mismo tamaño, pero eso es secundario cuando apreciamos la estabilidad que nos ofrece. Sin embargo, en la cama, en el sofá, o descansando en general es otra historia. Aunque la bisagra hace más estable a la Surface Pro, también la hace mucho más grande y pesada. Esto impide encontrar una forma cómoda de colocarla sobre tu pecho e inclinar la pantalla hacia adelante, de manera tal que puedas leer sin necesidad de las gafas; no solo eso, si la recuestas sobre tu pecho en modo laptop, tiembla perturbadoramente. Ten en cuenta que, inevitablemente, llegarás a estornudar, toser o gritarle al perro y, cuando ello ocurra, la cosa se inclinará hacia adelante y terminarás siendo abofeteado por casi un kilo de tablet.

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Algunas cosas, simplemente, no se pueden resolver con un buen diseño por increíble que este sea. Son fallas fundamentales propias de la naturaleza del dispositivo. La laptop 2-en-1 no es inmune a los defectos inherentes a una tablet super ligera atada a un tecladoque es incluso menos pesado. Dicho todo, hay que reconocer que la nueva Surface Pro se acerca mucho más que cualquier otro dispositivo. Así que si te ves en la absoluta y angustiante necesidad de tener una laptop que se convierte en una tablet, esta es tu elección.

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LÉEME

  • La bisagra sobre el kickstand no es buena, sino lo siguiente.
  • El Surface Pen ahora viene por separado, así que ten en cuenta que deberás gastar 60 dólares extra.
  • Posee menos ventiladores, lo significan que es mucho más silenciosa que la Pro 4.
  • La batería es increíblemente buena.