
¿Pensando en irte de fiesta sin mascarilla el día que te pongas la última dosis de la vacuna contra la Covid-19? Mejor piénsalo otra vez. Hay un detalle sobre esta (y otras vacunas) en el que a menudo no pensamos: la inmunidad que proporcionan no es inmediata. Tarda un tiempo en desarrollarse.
Tiene sentido si lo pensamos bien. Una vacuna no es una poción mágica de D&D, que la tomamos y ya nos recuperamos milagrosamente de ese mordisco de dragón que nos ha arrancado media pierna. Nuestro organismo necesita tiempo para reconocer la vacuna y desarrollar los anticuerpos necesarios como para proporcionarnos inmunidad.
En su página web, el CDC explica que una persona no puede considerarse completamente inmunizada hasta que no hayan pasado dos semanas desde la administración de la segunda dosis (en el caso de las vacunas en dos partes como las de Moderna o Pfizer-BioNtech) o dos semanas después de la dosis única en el caso de la nueva vacuna de Johnson & Johnson. Este es otro detalle importante. La primera dosis proporciona cierta inmunización, pero no una completa, y de nuevo hay que esperar a que nuestro cuerpo desarrolle esa protección.
Durante las dos semanas posteriores a la vacuna, la persona vacunada debe seguir usando mascarillas, manteniendo un sano distanciamiento, y lavándose las manos. Asimismo, no es buena idea embarcarte en una vorágine de reuniones sociales a calzón bajado solo porque te acabas de vacunar y ya te crees inmune en modo dios. El CDC recomienda hacerse un test si la persona vacunada comienza a experimentar síntomas de Covid-19 pese a haberse vacunado. Una persona vacunada aún puede enfermarse y hacer enfermar a otros. [CDC vía The Atlantic]