
Todo listo para que la nave espacial CST-100 Starliner de Boeing vuele por primera vez a la Estación Espacial Internacional. Se espera que la Starliner despegue en un cohete Atlas V de ULA el jueves 19 de mayo a las 22:54 UTC.
En esta misión de prueba sin tripulación, Boeing tendrá que demostrar a la NASA que la Starliner es capaz de acoplarse y desacoplarse de la Estación Espacial Internacional de forma autónoma y realizar una reentrada atmosférica de manera segura para los astronautas del Programa de tripulación comercial.
Se trata de la misma prueba que la nave Crew Dragon de SpaceX realizó con éxito en marzo de 2019, pero la cápsula de Boeing no corrió la misma suerte. En su vuelo inaugural de diciembre de 2019, la Starliner no pudo acoplarse a la Estación Espacial Internacional por un reloj mal configurado y dos fallos críticos de software. En julio de 2021, un segundo vuelo de prueba orbital fue suspendido porque 13 de las 24 válvulas de oxidante en el sistema de propulsión de la nave espacial no se abrieron durante las pruebas en tierra.
Las válvulas estaban corroídas, pero Boeing no encontró entonces la causa del problema. Ahora, un reportaje de Reuters destapa la disputa entre la compañía y uno de sus proveedores clave, Aerojet Rocketdyne, a causa de las válvulas.
Según el reportaje, existe un desacuerdo entre Boeing y Aerojet sobre la causa raíz del problema. Boeing cree que las válvulas se atascaron por una reacción química entre el oxidante, las piezas de aluminio y una intrusión de humedad en el lugar de lanzamiento (el Centro espacial Kennedy en Florida). Los ingenieros y abogados de Aerojet, por su parte, culpan a un producto químico de limpieza que Boeing utilizó durante sus pruebas en tierra.
Boeing argumenta que Aerojet no cumplió con uno de sus requisitos contractuales: hacer que el sistema de propulsión de la Starliner fuera lo suficientemente resistente para tolerar reacciones químicas de este tipo. La NASA está de su lado.
Fuentes de Boeing comentaron en privado que la explicación de Aerojet sobre el problema de las válvulas es un intento de desviar la responsabilidad por el costoso retraso de la Starliner y evitar pagar por un sistema de válvulas rediseñado, explica Reuters. Dicho esto, Boeing no ha rediseñado ninguna válvula durante los nueve meses que han pasado desde las pruebas. Con el beneplácito de la NASA, la compañía ha implementado una solución temporal para evitar que la humedad se filtre en esta parte de la nave antes de ponerse a trabajar en un rediseño completo, cosa que no descarta.
En cualquier caso, esta no es la primera disputa entre Boeing y uno de los proveedores de la Starliner. La compañía llegó a un acuerdo extrajudicial con Timothy Lachenmeier, presidente de una empresa llamada NearSpace, después de que el hombre perdiera una pierna en unas pruebas de paracaídas.
En 2017, Lachenmeier y su equipo estaban preparando la Starliner para probar los paracaídas de la nave en un vuelo en globo de 12 km de altitud. La Starliner estaba atada al suelo. Lachenmeier se encontraba en una escalera junto a la cápsula haciendo unos ajustes cuando los cortadores de cables del globo se activaron antes de tiempo y lanzaron la nave hacia arriba, tumbando la escalera hacia un lado. Lachenmeier cayó desde seis metros de altura. Después de cuatro meses de procedimientos médicos, fue sometido a una amputación de la pierna derecha por debajo de la rodilla. En una demanda presentada en 2020, el hombre alegó que Boeing le había suministrado las escaleras que usó durante la prueba, y que estas habían estado prohibidas en la compañía durante dos años “porque sabían que podrían causar lesiones catastróficas”.
Más allá de estas disputas legales con sus proveedores, Boeing se enfrenta a un enorme problema de imagen con la CST-100 Starliner. Se suponía que la nave iba a competir con la Crew Dragon de SpaceX para llevar astronautas a la órbita baja terrestre desde suelo estadounidense, pero la Crew Dragon ya lleva cinco vuelos tripulados para la NASA y dos para empresas privadas, mientras que la Starliner aún no se ha acoplado a la Estación Espacial Internacional en su prueba sin tripulación.
Por la salud mental de los ingenieros de Boeing y las finanzas de la compañía, esperemos que la prueba del jueves salga bien. Boeing lleva acumulados 595 millones de dólares de sobrecostes en el programa Starliner desde 2019. El dinero sale de su bolsillo, ya que el contrato con la NASA es de precio fijo.