
Virgin Galactic ha recuperado su licencia para operar vuelos espaciales después de que la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) investigara unos incidentes que tuvieron lugar durante el vuelo Unity 22 del pasado 11 de julio, cuando el multimillonario Richard Branson viajó al espacio.
La FAA ha vuelto a autorizar los vuelos suborbitales de Virgin Galactic con un par de propuestas correctivas que la compañía ya ha aceptado, como ampliar el espacio aéreo protegido para vuelos futuros y mejorar la comunicación con el control de tráfico aéreo de la FAA, garantizando notificaciones en tiempo real.
La FAA investigó dos irregularidades ocurridas durante el vuelo Unity 22. La primera fue la activación de una alarma durante el ascenso de la nave SpaceShipTwo. Se encendió porque el ángulo de subida no era lo bastante vertical, lo que llevó a los pilotos a corregir su rumbo para alcanzar el espacio. La segunda irregularidad, que preocupaba más a la FAA, tuvo lugar cuando la SpaceShipTwo se salió del espacio aéreo designado en su regreso a la Tierra.
Ahora la FAA ha pedido a Virgin Galactic que revise sus cálculos para expandir el área designada para sus próximos vuelos de una manera que garantice un espacio aéreo protegido en todas las posibles trayectorias de la nave.
Aceptadas estas propuestas, Virgin Galactic puede seguir adelante con el vuelo Unity 23, que está previsto para mediados de octubre. Virgin dice que la investigación de la FAA no ha retrasado sus planes, pero un posible defecto de fabricación en un componente del sistema de actuación de control de vuelo que está siendo inspeccionado podría mover el vuelo a una fecha futura.
Unity 23 es una misión de investigación de Aeronautica Militare, la fuerza aérea italiana. Llevará al espacio a Walter Villadei, Angelo Landolfi y Pantaleone Carlucci, así como a la instructora de Virgin Galactic Beth Moses. El vuelo estará pilotado por los estadounidenses Frederick Sturckow y Michael Masucci.